HOMENAJE PÓSTUMO
UNA VIDA DE GRANDES ESFUERZOS
POR: GUILLERMO OROZCO R.
* Nació en la hacienda Jiménez; Municipio de Gómez Palacio, Durango el 5 de abril de 1919
* Fue ejemplo de trabajo, perseverancia y eje conductor de la educación y formación de sus hijos
Fuera de mi costumbre de evitar escribir sobre asuntos particulares o familiares, hoy aprovecho el espacio para recordar los 100 años del natalicio de mi madre.
“Nuestras madres son como la naturaleza de donde brotamos,no sólo nos dan la vida, sino que son capaces de dar la vida por sus hijos, esa es la justa dimensión de haber sido mujer”
“El sentirlas aquí aunque sea como recuerdo es un ritual que alimenta nuestra subjetividad, como un rasgo inseparable de objetividad”.
Pedro Medina Calderón
Descendiente de migrantes zacatecanos provenientes de San Pedro Piedra Gorda, (hoy Ciudad Cuauhtémoc) en el estado de Zacatecas, que se establecieron en haciendas algodoneras en lo que actualmente son los límites de Gómez Palacio y Tlahualilo, en el estado de Durango. Nace Vicenta Rodríguez el 5 de abril de 1919 en una pequeña hacienda denominada originalmente, el Barro Jiménez, pero posteriormente sólo como Jiménez, propiedad de José Farjas quien la funda el 19 de marzo de 1883.
Muy pequeña y siendo hija única, cuando contaba con tres años de edad sus padres se trasladan a la entonces hacienda de San Antonio de los Bravos, donde pasa toda su vida hasta su fallecimiento en 1998.
Fue alumna de la escuela primaria elemental que funcionaba en el casco de la hacienda, estudiando tan sólo hasta el segundo grado de educación primaria, a finales de los años veinte del siglo pasado.
En 1935 contrae matrimonio con el Señor Jesús Orozco Martínez, que a la vez también es migrante del estado de Jalisco y que atraído por la pujante y muy joven Ciudad de Torreón, se desplazó hacia esta comarca lagunera.
Desde el momento de su matrimonio trabajaron hombro con hombro en diversas actividades, pero en la que más tuvieron éxito fue en un comercio de diversos artículos y abarrotes, que se convirtió en la tienda más grande y mejor surtida del recién creado Ejido San Antonio de los Bravos. Esta actividad se complementaba con el comercio ambulante de telas y mercería en los ejidos de los alrededores.
Un golpe muy fuerte para el joven matrimonio fue el lamentable fallecimiento de su primera hija a quien le habían puesto el nombre de Sara, suceso que se dio en 1938 cuando la niña tenía apenas dos años de edad.
Posteriormente nacieron otros seis hijos: Arturo, Aurora, Enrique, Guillermo, Marisela y Jorge Luis. Gracias al espíritu visionario de Doña Vicenta que fue el eje de conducción de la familia y al apoyo sin condición de Don Jesús, pudo sacarlos adelante con esfuerzo y sacrificio, logrando que todos se convirtieran en profesionistas, la mayoría de ellos dedicados a la docencia, lo que siempre la enorgulleció y fue ejemplo para muchas de las familias radicadas en el entonces pequeño poblado.
Tuvo a lo largo de su vida satisfacciones gratas y llenas de orgullo, como la culminación de los estudios de todos sus hijos, el matrimonio de ellos y la formación de sus familias, pero al mismo tiempo como todo en la vida, golpes amargos entre ellos el fallecimiento de sus padres, el de su esposo y el más impactante la pérdida de su hijo mayor en 1997 (el Profesor Arturo),de la que no se pudo reponer y aceleró su muerte al siguiente año, 1998.
De esa unión familiar aparte de sus seis hijos hay una descendencia de: 19 nietos, 28 bisnietos y 23 tataranietos.
Este 5 de abril de 2019, con emoción y entusiasmo, orgullosos de nuestro origen, forjados en la cultura del esfuerzo cuyo ejemplo inculcaron nuestros padres:
Celebramos el primer Centenario de su Natalicio.