domingo, 25 de septiembre de 2016

A DOS AÑOS DE LA TRAGEDIA DE AYOTZINAPA EL GOBIERNO SIN NOVEDAD / 590

Guillermo Orozco Rodríguez
“Si una cosa nos explica bien la historia, es en qué consisten los malos gobiernos”.
Thomas Jefferson

La desaparición de los 43 estudiantes  de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa,el 26 de septiembre de 2014 en Guerrero, independientemente del acto de barbarie que significó el hecho, sigue reavivando la discusión sobre las Escuelas Normales Rurales.
Como Bastiones de la estrategia educativa en México a principios del siglo XX y partícipes del proyecto de la escuela rural mexicana, hoy luchan por su supervivencia, aún más que el resto de instituciones formadoras de docentes,las que también están en serio peligro.
Las Escuelas Normales Rurales son ejemplo histórico del olvido y la inaniciónque ha sufrido por décadas este modelo de educación, que de no ser por el sonado caso de Iguala acontecido hace dos años, de seguro ya hubieran sido liquidadas.
Estos planteles son una de las pocas vías que tienen los jóvenes campesinos a aspirar a un mejor nivel económico y social, pues al lograr el ingreso a una de  ellas garantizan  educación, hospedaje, alimentación y posteriormente con suerte, a un trabajo calificado.
Es necesario para contrarrestar la crisis del normalismo rural y como una de las muchas estrategias de defensa, desmentir la versión de que en ellas sólo impera el activismo político y que son un nido de guerrilleros.
Desde su creación en 1922, cuando se funda el primer plantel de este tipo en Tacámbaro; Michoacán, el mayor número que llegó a existir fue sólo de 36, esto durante el sexenio cardenista. Pero el abandono de gobiernos posteriores que no suministraron recursos a estas instituciones, además de  las continuas agresiones de las que han sido objeto desde su creación,  provocó que muchas desaparecieran.
Después del golpe al normalismo rural,  perpetrado durante el  régimen de Gustavo Díaz Ordaz, sólo sobrevivieron 15 de estos plantelesaunque en el sexenio de Luis Echeverría se logró la creación de otras dos instituciones a base de una exigencia estudiantil y popular. Estas fueron la  Normal de Amilcingo en Morelos el año de  1974 y la Normal de San José de las Flores en Tamaulipas el año de 1976.
Posteriormente, se asesta otro golpe a estas instituciones durante los gobiernos panistas, en 2003 desaparece el sistema de internado y por ende las becas de los estudiantes, en la normal de Mactumatzá; Chiapas y en 2008 la cancelación definitiva de la emblemática Normal del Mexe; Hidalgo, por lo que actualmente sólo funcionan 16de ellas,mismas que luchan por sobrevivir, desafortunadamente las circunstancias descritas han propiciado que la demanda de ingreso y por consecuencia la matrícula disminuyan considerablemente.
Las Normales Rurales, son también víctimas de la mal llamada reforma educativa,que ha tratado de implantar sin éxito este gobierno neoliberal,  que funciona en base a ocurrencias o a mandatos de organismos internacionales.
El presente régimen estableció la evaluación para lograr el ingreso de nuevos profesionistas a un terreno que antes era dominado por los normalistas, a través de una plaza que le era entregada a los  egresados mediante asignación automática,  evaluación que se aplica a pesar de que la certificación de estudios en el sistema de educación normal, los acredita para ejercer  la profesión de docentes.
Respecto a Ayotzinapa, se habla mucho de la supuesta impunidad y vandalismo con la que actúan  los estudiantes (toma de autobuses, quema de instalaciones de dependencias públicas, bloqueos a carreteras, etc.), pero también hay hablar de toda la impunidad con la que han actuado  los gobiernos de la entidad, sin importar su  partido de origen o el que los postuló  y el pisoteo a los derechos de los estudiantes más pobres, aquí se incluye la omisión y complicidad del gobierno federal, lo que se demuestra durante estos dos años. Estas acciones de lucha por sobrevivir, no las realiza  sólo la Normal de Ayotzinapa,  es una constante de todas las Normales Rurales que quedan en el país, es una lucha por su existencia.
El 26 de septiembre de 2016,  a dos año de la tragedia de los estudiantes de Ayotzinapa, las familias de los 43 jóvenesdesaparecidos,miran cada vez más lejana la posibilidad de que un día se aclaren los hechosy menos cuando el pasado 14 de septiembre, el presidente Enrique Peña Nieto nombró Secretario del Consejo de Seguridad Nacional al principal investigador del caso,que fue uno  de los funcionarios más cuestionados y en quienes ellos menos creen, por su pobre desempeño en el caso: Tomás Zerón de Lucio.
Zerón fue desde 2013 y hasta el jueves pasado director en jefe de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República (PGR) y tuvo en sus manos uno de los mayores retos en materia de justicia de la administración de Peña: averiguar qué fue lo que pasó antes, después y durante la noche del 26 de septiembre,  en que un grupo del narcotráfico y la policía de la ciudad de Iguala; Guerrero,  raptaran a los estudiantes.
La conclusión a la que llegó, tras varios meses, no convenció a los familiares de las víctimas, que jamás creyeron que los muchachos fueron incineradosen un basurero del municipio de Cocula y luego arrojados al Río San Juan.
Las Normales Rurales pueden tener muchos defectos y debe replantearse su forma de funcionamiento, pero no se puede ocultar que está comprobado, que sus egresados proporcionan  servicio educativo a la niñez más pobre de entre los pobres de este país, con lo que se justifica que a pesar de la forma en que se les difama,  deben seguir existiendo, porque los maestros que de ahí egresan, son los únicos  dispuestos a trabajar en condiciones que no son las más idóneas.
Muchos de los maestros de las Normales Rurales viven en las mismas condiciones de marginación y pobreza que sus alumnos y  de los pobladores de esas pequeñas y aisladas comunidades donde imparten sus clases.
A lo largo de dos años en que los  padres de los desaparecidos y grandes sectores de la sociedad mexicana han luchado contra el vacío, contra la mentira, contra la indiferencia y la impunidad,   la obligación del gobierno federal, no sólo es esclarecer lo sucedido  a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, su obligación debe extenderse a la entrega de los más de 28 000 desaparecidos o no localizables dentro de su sexenio.
Ya basta de que se siga  exhibiendo la inoperancia de las instituciones y de un régimen que está completamente desprestigiado ante sus gobernados y en el que ya nadie cree.
Guillermo Orozco Rodríguez. 26-IX-2016

lunes, 19 de septiembre de 2016

“De la región mixteca a la región lagunera,  una ruta por llevar educación al pueblo”

* Puso en práctica en San Antonio de los Bravos la filosofía de la Escuela Rural Mexicana.

El 18 de Septiembre de 2015, en el Ejido San Antonio de los Bravos, con motivo del primer centenario del Natalicio del ameritado Profesor Evaristo Cruz Mendoza, se llevó a cabo un acto de merecida justicia hacia el mentor,  por parte de quienes organizaron  el evento de homenaje al ameritado maestro oaxaqueño.
El patio central de la Escuela Primaria “Despertar Lagunero” se vistió de galay el escenario ya estaba listo a las 11.00 horas para recibir a la familia del Profesor Evaristo quienes  viajaron desde el Estado de Oaxaca, donde actualmente radican para estar presentes en el festival que los asistentes catalogaron de lujo.
Y cómo no catalogarlo de lujo como en realidad lo fue, puesse contó con la participación del Ballet folclórico de la Normal Experimental de Nieves; Zacatecas, uno de los mejores planteles  del país en su tipo, estuvieron los Cardencheros de Sapioriz, que se resisten a que muera este estilo musical sin instrumentos y los niños del plantel que tuvieron una excelente actuación.
Su viuda la Profesora María Santos Murillo Nájera, quien fuera brazo derecho en la tarea, pedagógica, material y social del Profesor Cruz Mendoza,  encabezó el grupo  de familiares que desde Oaxaca se trasladaron a San Antonio de los Bravos: algunos de sus hijos, nietos y un bisnieto, que junto con las autoridades educativas, ejidales y de la Asociación de Profesionistas Hijos de Campesinos de la Comarca Lagunera develaron la placa conmemorativa del centenario.
Regresaron a la tierra que los vio nacer los laguneros avecindados  en Oaxaca: María Elena, Luz María, María Alicia,  América  y Román, todos de apellido Cruz Murillo.
Y como no tener capacidad de convocatoria aun después de muerto y a la distancia de cincuenta años en que a solicitud del propio General Lázaro Cárdenas tuvo que emprender su éxodo voluntario para continuar su labor de mejoramiento cultural y social, pero ahora  con sus hermanos de la mixteca alta de Oaxaca.
Muchos exalumnos y habitantes de la comunidad aún recuerdan que el mentor oaxaqueño  puso en práctica la filosofía de la Escuela Rural Mexicana.
Construyó aulas, honró a Don Benito Juárez erigiendo un monumento en su memoria, una especie de pequeño Hemiciclo. Habilitó espacios con huertos de frutales, fomentó la explotación de puercos y conejos,puso a funcionar un estanque donde sembró diferentes especies de peces y de manera práctica hizo producir   la parcela escolar.
Lázaro Cárdenas se enteró de su labor educativa y lo nombró  Jefe de la Brigada de Mejoramiento Indígena número 20, para que continuara sus proyectos de trabajo en la tierra que lo vio nacer.
Excelente gestor social, aprovechó una de las  visitas del General Lázaro Cárdenas a la Laguna y sabiendo que era titular de la Comisión del Balsas,  mediante una entrevista,junto con un grupo de campesinos de San Antonio logran la concesión de aguas residuales de Torreón para el Ejido,  pudiendo así tener hasta tres cosechas anuales.
En esta segunda entrega 2016 de la Presea al mérito académico que lleva su nombre, los galardonados del plantel son: Flor Adriana Luna Márquez del  turno matutino y  Roberto Sebastián Carrillo Ramírez del turno vespertino.
Entusiastas colaboradoras  para que el proyecto no decaiga son las directoras del plantel en sus dos turnos Profesoras: Consuelo Santoyo Puentes y Velia Dioscelina Alfaro López.

PRESEA AL MÉRITO ACADÉMICO 2016: “Profesor Evaristo Cruz Mendoza” / 589


Guillermo Orozco Rodríguez

Con estos eventos de reconocer personajes que han dejado huella en entornos pequeños, nuevamente la Asociación de Profesionistas Hijos de Campesinos,  sigue cumpliendo con parte de los objetivos que se propuso desde su fundación.
 Proyectos pedagógicos como los que practicó Evaristo Cruz Mendoza deben seguir vigentespues lo que hoy insisten los neoliberales en llamar Reforma Educativa (los  del olimpo pedagógico, les llamaba José Santos Valdés)  en nada se parecen al proyecto vasconcelista  enmarcado  en la filosofía de la Revolución Mexicana, ni tiene nada que ver con la visión de Jaime Torres Bodet, de capacitar maestros en lugar de cesarlos y así  aprovechar su experiencia  docente.

Héroes ignorados del semidesierto lagunero (II) / 588


Guillermo Orozco Rodríguez

“Pues ya te dije Toribio, que ningunos papeles tengo  alzados, como dices, pero si los tuviera: jamás te los entregaría
Marino Ortiz

Ante el compromiso hecho con el Benemérito por parte de Don Juan de la Cruz Borrego,los custodios se constituyeron en una pequeña fuerza armada compuesta de 18 hombres.Don Darío López Orduña como jefe inmediato de los valerosos y leales hombres constituyó una pequeña fuerza armada.
Todos jugaron papeles importantes en la guarda y custodia del archivo de la nación.  Marino Ortiz, Guadalupe Sarmiento y Gerónimo Salazar se convirtieron en pastoresy sus rebaños pacían siempre en los alrededores de la cueva del tabaco, con el fin de avisar a los guardianes armados la presencia de gente extraña.
Durante los días de guerra había rumores de que Juárez había llegado a la Laguna con muchas carretas cargadas con “cajonería”. El jefe de los imperialistas era Máximo Campos, mientras que Toribio Regalado Rosales era su lugarteniente.
Ambos eran protegidos de don Leonardo Zuloaga, pues Regalado  creció y se formó a su lado a petición de Doña Luisa Ibarra esposa del latifundista. Sabían  además  que al cruzar el Nazas para pasar a tierras de Durango ya las carretas con “la cajonería” no formaban parte de la Caravana del Decoro y de la dignidad.
Eso provocó curiosidad y suspicacia en ambos para corroborar esa versión, incluso llegaron a pensar que “la cajonería” contenía el oro que el Presidente traía desde México.
Mediante la tradición oral y  sin precisar fecha, se cuenta que  Máximo Campos, desde mediados de septiembre de ese mismo año, merodeaba por tierras laguneras de Coahuila gracias a que desde tiempo atrás Zuloaga le había proporcionado gente armada para que combatiera  en contra de la causa liberal. Además lo había puesto en contacto con Toribio Regalado.
Ambos hacían mancuerna  y tenían fama de crueles y sanguinarios, a pesar de navegar con la faceta de defensores del orden, de la religión, de la familia, de la decencia y de la propiedad.
La presencia del Patricio tuvo la virtud de dar claridad en la gente y desenmascarar a los zuloaguistasexhibiéndolos como: bandidos,  incendiarios,  asesinos y traidores a la República.
Por otro lado los laguneros fueron vistos como patriotas por sus acciones y por sus elevados ideales humanos. Jesús González Herrera alcanzó el grado de General; Darío López Orduña y Juan de la Cruz Borrego, que a pesar de no ostentar ningún grado militar sirvió leal y patrióticamente a la causa por la liberad.
Fue por eso  que la lucha de Máximo Campos y de Toribio Regalado Rosales era ciega, dura, difícil,  por donde caminaban se respiraba hacia ellos desprecio y desconfianza.  Su único método para someter a los laguneros republicanos era el terror;  incendiaban y saqueaban cosechas, quemaban viviendas, asesinaban y torturaban a pastores y campesinos.
Nuevamente la tradición oral rescata a cinco mártires que dieron su vida en la tarea por guardar y defender el Archivo General de la Nación. Las primeras víctimas fueron los hermanos Arreguín, tal vez en el mismo año de 1864.
Les faltaban provisiones a los custodios y su jefe, el coronel López Orduña, dispuso que los hermanos Pablo y Manuel Arreguín se dirigieran a Matamoros a conseguirlas,  en el camino fueron sorprendidos por gente de Máximo Campos y de Toribio Regalado, que andaban como buitres sobre lo que pensaban era oro y plata. Sorprendieron  a los hermanos al regresar con las provisiones, Toribio los interrogó sobre la “cajonería”.
Ningún informe obtuvo: primero golpeó a Pablo y posteriormente sujetó a los dos hermanos de manos y pies. Después decidió ahorcar a Pablo para obligar a Manuel a hablar en un afán de salvar a su hermano,  lo único que obtuvo de Pablo antes de morir, fueron maldiciones.
Creyendo haber ablandado a Manuel lo interrogó y recibió sólo maldiciones por respuesta: ni una palabra, ni el más ligero indicio que le permitiera llegar al tesoro. Perdió la paciencia. No hallando la forma de quebrantar la voluntad de Manuel, ordenó quemar el cadáver de Pablo, allí mismo, colgando como estaba de la rama de un mezquite. Tampoco logró que Manuel hablara y su impotencia sólo podía tener una salida: matarlo.
Gerónimo Salazar y Guadalupe Sarmiento también fueron sorprendidos por la gente de Máximo Campos y torturados —se asegura que a uno de ellos le sacaron, una a una, las uñas de los dedos de los pies— para hacerlos hablar pero—igual que los hermanos Arreguín— no pronunciaron palabra que les diera la menor luz a los contrarios para que encontraran lo que tan afanosamente buscaban.
El 10 de  enero de 1866  una columna formada en su mayoría por extranjeros entró a medio galope, con los sables en alto, a la ya por entonces villa de La Laguna de Matamoros —nombre que le dio don Benito– por decreto expedido en Mapimí.
Llegaban furiosos porque don Jesús González Herrera, ya general, los había derrotado en San Carlos, una legua al sur de la villa Miguel Lerdo de Tejada y al este de la hacienda de Avilés. En esa acción habían muerto 10 soldados franceses además de los heridos y de los muertos que hubo entre los afrancesados.
Nuevamente aparece  Toribio Regalado Rosales, el de la “gloriosa victoria con los hermanos Arreguín, sorprendió a Marino Ortiz en un paraje conocido con el nombre de “Noria del Jabalí”, entre los días 9 y 10 de febrero de 1866.
Marino Ortiz estaba a la puerta de un jacal, por la mañana y Toribio Regalado Rosales, como era la costumbre, llegó saludando, luego  le pidió hablar con él de manera reservada para lo que ambos se alejaron un poco del jacal. De repente cuentan los testigos que Ortiz alzó la voz diciendo lo siguiente: “Pues ya te digo, hombre, que ningunos papeles tengo alzados y si los tuviera, como dices, no te los entregaría. Puedes hacer de mí lo que gustes”.
Las palabras de Marino Ortiz provocaron una respuesta, y Toribio dio orden de que lo llevaran preso de inmediato a Matamoros. Rápido le echaron los caballos encima y  lo golpearon con los sables, dejándolo lleno de sangre y en situación lamentable.
En esas condiciones enfilaron rumbo a la villa,  en el camino, Toribio Regalado Rosales, que no solamente había aprendido nada de sus anteriores fracasos, intentó otra vez, por la vía de la tortura, hacer hablar a Marino Ortiz.
Una versión dice que lo obligaron a caminar sobre brasas, que le arrancaron pedazos del cuerpo y le rebanaron las plantas de los pies para hacerlo andar nuevamente sobre brasas. Que cada etapa del suplicio servía para que Toribio Regalado Rosales interrogara a su víctima y que en cada interrogatorio recibía como respuesta sólo el silencio, las maldiciones o las condenaciones de Marino Ortiz. Finalmente corrió entonces la versión de que fue descuartizado.
Al triunfo de la causa republicana y tratando de dar  cumplimiento a disposiciones superiores, don Juan recoge el Archivo General de la Nación de la cueva del Tabaco para regresarlo. Lo cargan nuevamente en los carros y carretas y emprenden el viaje a Zacatecas, saliendo por Viesca hacia la ciudad de las ricas minas.
Lo acompaña el señor don Jesús Chavero, que va como secretario de la nueva caravana,  una escolta de cincuenta hombres bien pertrechados, les da garantías y seguridad.
Los improvisados soldados van al mando de los señores Bernardino Altamirano y Francisco Vallejo. Llegaron a la hacienda de Pozo Hondo, Zacatecas. Allí pernoctaron y al día siguiente, cuando avistaban la villa de Coss, son avisados del audaz golpe de mano de Miramón sobre Zacatecas y de la forzosa evacuación de la plaza por los soldados y el gobierno republicano.
Los conductores y salvaguardantes del archivo se regresan a Viesca en donde esperan el desenlace de los acontecimientos, tiempo  después llegan algunos oficiales del ejército republicano y los necesarios soldados para recoger el archivo que, con las formalidades debidas, es entregado por el jefe de quienes lo habían custodiado durante dos años y casi cinco meses.
La entrega  se efectúa  en un lugar denominado “La Punta”, (unas leguas al sur de Viesca).

FUENTE: Valdés García José Santos. Matamoros Ciudad Lagunera. 1972
Guillermo Orozco Rodríguez. 12-IX-2016

lunes, 5 de septiembre de 2016


Héroes ignorados del semidesierto lagunero (I) / 587

“La capital de la República estará donde se encuentren los Supremos Poderes y estos son representados por mi persona y por mi gobierno, además de las cajas que viajan en esas carretas”
Lic. Benito Juárez García

Por medio de la tradición oral quedó plasmada la reseña del arribo  de los peregrinos de la Libertad y la defensa republicana encabezada por Don Benito Juárez y sus ministros, quienes  arribaron al caserío denominado  El Gatuño procedentes de la Villa de Viesca, al filo del mediodía del 4 de septiembre de 1864. Don Benito y sus fieles colaboradores fueron recibidos en la casa de la familia Álvarez Rivas, allí  doña Cesárea Rivas de Álvarez sirvió personalmente la mesa de los trashumantes viajeros, en esa casona que se conserva como un monumento —pues de hecho por unas horas fue el Palacio Nacional— el Presidente de la República  tomó algunos acuerdos.
“La casa de la familia Álvarez Rivas fue comprada en 1969 por parte de la Secretaría de Educación Pública con una cuota de 20 centavos aportada por  cada uno de los alumnos de las escuelas federales de La Comarca Lagunera.
Con otros donativos se  arregló el techo de la habitación donde Juárez despachó sus asuntos, se circuló el terreno con tela ciclónica, se pintó por fuera y por dentro y se puso un pequeño busto de don Benito Juárez García al frente además de una placa más de las que ya habían. Buena parte del mérito de todo esto corresponde al profesor Domingo Adame Vega, guerrerense, que fue director de Educación Federal en La Laguna.
 Se afirma, además, que el  presidente Juárez, tuvo interés en llegar a El Gatuño porque quiso encontrar y cambiar impresiones con el señor Damián Álvarez, esposo de doña Cesárea, debido a que le contaron que era de la familia de don Juan  Álvarez, el famoso héroe insurgente”.
El acuerdo más importante que ese mediodía de septiembre de 1864 tomó don Benito fue el de confiar a los laguneros la custodia del Archivo General de la Nación,consistente en  55 grandes bultos y cajones que venían acomodados en 11 carretas, cuyo desplazamiento hace más lenta la marcha del grupo del gobierno legítimo.
Cuando le dijeron que la denominación del poblado se debía a que por allí abundaba una mata cuya espina tenía la forma de uña de gato llamada gatuño así mismo se enteró del paso de Don Miguel Hidalgo por ese lugar ydecretó que el poblado cambiara su nombre por el de Congregación Hidalgo.
Llamó ese día el presidente a don Jesús González Herrera y le preguntó si entre sus amigos y partidarios había quienes fueran capaces de guardar un secreto y cuidar algo que se les confiaría, con la seguridad de que primero perderían la vida que revelar tal secreto y entregar al enemigo tal encargo.Don Jesús no lo pensó mucho y  contestó que entre los hombres que allí estaban se encontraba el apropiado, presentándole  a don Juan de la Cruz Borrego, su tío, asegurando que era  la persona que podía cargar con esa responsabilidad y que se encargaría de buscar otros hombres de probada lealtad.
El zapoteca, hijo del campo al fin, había logrado entender a los que por décadas habían luchado por la tierra y se convenció con sólo verlos de que sí le serían leales incluso hasta la muerte.
Al momento en el que don Benito y de la Cruz Borrego son  presentados y el primero explica al campesino —un típico ranchero lagunero del grupo de los menos pobres— la necesidad que tienen de que el archivo quede oculto y fuera del alcance de las manos enemigas, debió estar rodeado de dramatismo. Don Benito era parco en las palabras, no hacía discursos y De la Cruz Borrego, norteño típico, también hablaba poco. Pero ambos sentían hondo y cargaban  frases cortas pero llenas de un  rico y profundo contenido.
Con un magnetismo de confianza a primera vista el Presidente confió a Don Juan de la Cruz Borrego y a los hombres que él seleccionaría; De la Cruz Borrego sintió la responsabilidad que aceptaba y el honor de quien se lo encomendaba y así ambos sellaron una amistad para siempre;  la causa de la libertad, de la república  y de la justicia los ligaría hasta el día de la muerte y más allá de la muerte.Así quedaron las 11 carretas y los 55 bultos —o cajonería como también la llamaron— en manos de los laguneros. Ese tesoro invaluable era nada más y nada menos que el archivo de la nación.
El compromiso dado a de los laguneros fue el de ocultarlo y defenderlo durante unos cuantos días, si acaso algunas semanas;  el gobierno calculó que en unos días más podría trasladarse de manera tal de que pudiera disponerse de él. Sin embargo “la cajonería” se quedó en La Laguna hasta los primeros meses de 1867 en que son regresados nuevamente  al gobierno republicano.
Recogiendo la tradición oral conservada amorosamente y pasada de padres a hijos desde 1864 hasta la fecha, se sabe que don Juan decidió llevar el encargo cerca de La Soledad, pequeño rancho de su propiedad, tal vez para tenerlo cerca y en terreno bien conocido. De ahí se trasladan los bultos al arroyo del Jabalí con el fin de enterrarlos, posteriormente, pensando que podían mojarse los papeles en caso de que hubiera lluvias o de que alguna avenida  del  río  Aguanaval  derivara   aguas —como siempre ocurría— por el arroyo del Jabalí, se vieron en la necesidad de pensar en el cambio a un sitio que no ofreciera tales riesgos.
Uno de los miembros del grupo conocía entre otras cuevas una en la falda sur de la llamada sierra de Texas y a unos seis u ocho kilómetros —en línea recta— de La Soledad y tal vez unos diez u once desde El Gatuño. La oquedad era muy poco conocida y el nombre que la distinguía de las otras era la cueva del Tabaco. Su pequeña entrada quedaba disimulada porque, cubriéndola, había las ramas de un granjeno, arbusto de ramaje tupido, de varas delgadas y espinosas, hojas pequeñas y frutos redondos que en la madurez adquieren color naranja. Después de la  ardua tarea de desenterrar los bultos los llevaron entre mezquitales y arbustos hasta la cueva del tabaco.
Cierto que poca gente, muy poca y muy ocasionalmente, transitaba por esos parajes, pero había pastores, leñadores, cazadores y recolectores de las vainas secas del mezquite, procedentes de otros puntos, casi siempre desconocidos y de los que era indispensable desconfiar. Finalmente  la  tarea fue llevada al cabo sin tropiezo.
En cuanto a los hombres seleccionados para tal encomienda cuya lista tiene variaciones, la lista más confiable es la que proporcionó Luis Treviño Alzalde,descendiente de don Juan de la Cruz Borrego.
Dicha lista es la siguiente:
1.-Juan de la Cruz Borrego, jefe.
2.- Darío López Orduña, jefe del grupo armado.
3.- Marino Ortiz, pastor, victimado.
4.- Guadalupe Sarmiento, pastor, victimado.
5.- Gerónimo Salazar, pastor, victimado.
6.- Pablo Arreguín, custodio armado, victimado.
7.- Manuel Arreguín, custodio armado, victimado.
8.- Ángel Ramírez, custodio armado.
9.- Julián Argumedo, custodio armado.
10.- Vicente Ramírez, custodio armado.
11.- Cecilio Ramírez, custodio armado.
12.- Andrés Ramírez, custodio armado.
13.- Diego de los Santos, custodio armado.
14.- Epifanio Reyes, custodio armado.
15.- Ignacio Reyes, custodio armado.
16.-Telésforo Reyes, custodio armado.
17.- Jerónimo Reyes, custodio armado.
18.- Mateo Guillén, custodio armado.
19.- Francisco Caro, custodio armado.
20.- Julián Caro, custodio armado.
21.- Guillermo Caro, custodio armado.

FUENTE: Valdés García José Santos. Matamoros Ciudad Lagunera.- 1972.

Guillermo Orozco Rodríguez. 5- IX – 2016