martes, 13 de diciembre de 2016

ATENTADO A LAS ESCUELAS RURALES / 601

Guillermo Orozco Rodríguez
* La reconcentración de escuelas un proyecto contra la cultura nacional


“Con  la ignorancia se desciende a la servidumbre, con la educación se asciende a la libertad”.
Diego Luís Córdoba 

Durante el Porfiriato, la educación rural fue prácticamente irrelevante, pues ésta, inicia como uno de los reclamos sociales surgidos de la Revolución Social Mexicana de 1910. En esa etapa se atendía básicamente al medio urbano, sin que ello quisiera decir que se cubriera en su totalidad, en otras palabras, la educación popular: obrera y campesina estaba relegada, dando lugar a un alto índice de analfabetismo, en 1910 había aproximadamente, 15 millones de habitantes y apenas  641 escuelas públicas.
La Revolución Mexicana,  trató de  establecer, en primer término, desde el punto de vista constitucional, los lineamientos que determinaran el cumplimiento  a las garantías de los ciudadanos.
Bajo esos términos, al crearse la Secretaría de Educación Pública en 1921, con el Lic. José Vasconcelos como titular de la misma, su preocupación fundamental fue cómo planificar y estructurar la educación en nuestro país, integrando una escuela elemental en cada comunidad rural, en las que  estaba siempre presente y dispuesto al trabajo el profesor rural, humilde,  siempre digno, siempre respetado y siempre apreciado por la gente.
Dicha labor contó con la decidida colaboración de los Maestros Moisés Sáenz, Rafael Ramírez y Narciso Bassols, quienes haciendo propio el ideario de las escuelas  rurales, definieron lineamientos y programas específicos para ser aplicados en las mismas.
Este proyecto de educación rural en la que nuestro país  fue reconocido como ejemplo mundial, en una primera instancia, tras una capacitación, se echó mano de maestros voluntarios, muchos de ellos originarios de las propias comunidades rurales donde prestarían sus servicios, lo que implicaba su permanencia y arraigo en sus centros de trabajo, ya que su labor no se concretaría únicamente a enseñar a leer y escribir y practicar las operaciones fundamentales a los niños,  sino también proporcionar una serie de conocimientos a los adultos que pudieran elevar su calidad de vida.
Desconocedores de la profunda filosofía de la escuela rural mexicana, algo que sólo se aprende mediante la práctica y con el estudio de la historia, los funcionarios de educación en la actualidad, como  si fueran dioses del olimpo pedagógico que nada saben sobre educación, pero que además ni les interesa, pretenden atentar el año entrante contra 100 mil pequeños planteles quefuncionanen las comunidades rurales más incomunicadas del país.A esos planteles se les conoce como escuelas multigrado, están a cargo de uno o dos maestros y atienden  los seis grados de educación primaria en un solo salón de clases,a niños de todas las edades.
Los maestros que las atienden  sobreviven al lado  de los más pobres entre  los pobres de este país, para llegar a esas comunidades tienen que recorrer grandes distancias en diversos medios de transporte y en muchos de los casos hasta tramos a pie.
Son escuelas llenas de carencias con poco mobiliario y a veces hasta sin pizarrones, pero atendidos por docentes con una amplia filosofía y espíritu de servicio, hacen su trabajo con amor, le dedican tiempo a los niños y a toda la población, son líderes de sus pequeñas comunidades, la gente los quiere, se lo ganan a pulso, educan con el ejemplo y logran buenos resultados.Resultados muy dignos que se pueden presumir.
El setenta y ocho por ciento de los niños que asisten a estos planteles son  parte de familias que viven en alta y muy alta marginación. Muchos llegan a clases con el estómago vacío, sin probar bocado. No pocos deben además de estudiar, ayudar a sus padres en labores agrícolas, recogiendo leña o acarreando agua.
Los maestros no sólo dan clases simultáneamente en todos los grados. Son, al mismo tiempo, intendentes, secretarios y directores. Organizan actividades deportivas y artísticas. A pesar de carecer de materiales escolares y del apoyo de las instituciones educativas, hacen esfuerzos enormes por hacer bien su trabajo.
Este tipo de escuelas propician el sentido de integración comunitaria, evitan el desarraigo, fortalecen las raíces históricas del medio rural y crean un gran tejido social. Sus habitantes se sienten orgullosos de sus escuelas, pues algunas lograron su creación y reconocimiento oficial a base de lucha y tesón, además de ser el eje cultural de sus poblados.
Sin embargo, ahora a las autoridades educativas les ha dado por amenazar con cerrarlas,para reconcentrar a sus alumnos en planteles de organización completa ubicados en grandes y medianos centros de población.“Todo ello en  nombre de la inclusión y la equidad”.
Un proyecto de esta naturaleza es un atentado a la vida comunitaria, a la diversidad cultural y a la pluralidad lingüística. Lejos de impulsar la educación bilingüe intercultural, la reconcentración va en contra de la diversidad cultural y reduce las lenguas originarias  puede provocar  su desaparición.
Hay sospechas que pudieran ser ciertas, (pues conociendo cómo se las gastan los neoliberales en el poder), que esto pudiera ser un jugoso negocio de empresarios del transporte, a los que se les concesionaría el servicio por parte de la SEP, sin medir las consecuencias del desarraigo de los alumnos de sus comunidades y los riesgos que implicaría su traslado por caminos inseguros y en malas condiciones.
Ni siquiera los datos dados a conocer respecto a que después de 15 años de exámenes México permanece en el último lugar de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según los datos de la Evaluación PISA del año 2015, harán desistir a la tecnocracia incrustada en la SEP, de que estos proyectos  provocarán peores resultados que los que hoy se nos presentan.
Sobre los resultados de PISA ya no podrán culpar a los maestros mexicanos, porque según la SEP y el INEE, el 85 % de   los docentes son idóneos.
 Estos resultados confirman y ponen en evidencia  que quien reprueba es el gobierno, no los  maestros.  En este caso el que encabeza Enrique Peña Nieto.
Guillermo Orozco Rodríguez.
12 de Diciembre de 2016.

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