lunes, 28 de agosto de 2017

LA GLOBALIZACIÓN INICIA EN 1492 / 627


POR: GUILLERMO OROZCO R.



José Luna Ortiz es un estudioso del marxismo y militante del desaparecido Partido Comunista Mexicano. Nunca ha dejado de luchar por transformar y cambiar a México.
Cuantas veces tiene oportunidad participa en la sección palabra del lector de la revista Proceso, quienes publican muchas de sus cartas. A sus 83 años sigue viviendo de sueños y con una gran positividad de que en este país se derrumbará el caduco régimen capitalista para que impere un sistema de justicia donde se erradique el individualismo.
La presente es una carta íntegra que le publicaron a José Luna Ortiz en la edición del 20 de agosto de 2017.
SEÑOR DIRECTOR
En el número 2127 del destacado Semanario PROCESO, aparece un artículo de Niza Rivera titulado “León Portilla: Voz de un mundo devastado”, por lo cual le agradeceré que se publique nuestra modesta opinión al respecto.
Saludamos el reconocimiento otorgado a Miguel León Portilla, pero creemos pertinente aclarar lo incorrecto de llamar “indios” a nuestros antepasados mexicanos, designación errónea provocada por el hecho de que Cristóbal Colón en 1492 creyó al tocar tierras americanas que había llegado a la India. Es por eso que insistimos que los millones de mexicanos mal llamados “indios” son en realidad un grupo marginado por el régimen, explotados y discriminados por la gran burguesía y el régimen capitalista igual que la mayoría del pueblo.
Los mexicanos debemos rechazar la visión equivocada de algunos académicos que equiparan al sistema de gobierno azteca con el nazismo de Adolfo Hitler. Los invasores españoles que se apoderaron del pueblo y de la riqueza de México difundieron tendenciosamente una falsa versión acerca del gobierno azteca, pues afirmaban que el sistema de gobierno de nuestros antepasados constituía una monarquía análoga o parecida a las existentes en Europa, teoría que divulgaron escritores españoles sin investigar la estructura social de los aztecas y mucho menos cómo funcionaba su forma de gobierno, el cual estaba constituido por un Consejo de jefes y la cooperación de un Comandante general  de los cuerpos militares; en síntesis, era un gobierno de dos poderes: el civil, representado por el Consejo y el militar representado por un Jefe guerrero.
Las instituciones de las tribus confederadas eran esencialmente democráticas, ellos no conocían el hierro, no tenían moneda y comerciaban a base de trueque. Cuando llegó Hernán Cortés al frente de su grupo de aventureros, nuestros antepasados vivían en el estadio medio de la barbarie, etapa social en la que se cultivaban huertos con riego artificial, producían maíz y otros productos comestibles, domesticaban animales como el pavo y el perrito cebado (itzcuintli), y lo más importante,  la propiedad de la tierra era comunal, vivían en grupos de familias emparentadas y practicaban el “comunismo primitivo”. Respecto a su alimentación tenían una sola comida al día, para lo cual se separaban  ‘primero los hombres, después las mujeres y los niños.  Carecían de mesas y sillas.
El falso espectáculo difundido por los conquistadores inflamó la imaginación de la filosofía romántica que se apoderó del pensamiento  europeo y se mantiene hasta hoy, a tal grado de que las universidades españolas y hasta las mexicanas no han podido esclarecer la verdad sobre la cultura azteca.
La criminalidad de los invasores comandados por Hernán Cortés es comparable con la de los fascistas hitlerianos, la mejor prueba es la matanza de exterminio que llevaron a cabo el 22 de mayo de 1520 en el templo mayor, en el marco de la festividad  de toxcatl en honor a Huitzilopochtli, en el preciso momento en que bailaban el culebreo y todos los asistentes estaban atentos al espectáculo. Los asesinos y sanguinarios españoles con la cruz y la espada, ambas afiladas, procedieron a matarlos ferozmente decapitándolos y sacándoles los intestinos.
Es por eso que los mexicanos rechazamos llamar “conquista” a la invasión española que se llevó a cabo con sangre y fuego, con espada y cruz, a tal grado que la religión que nos trajeron aún tiene atrofiado y lleno de dogmas a nuestro pueblo.
Guillermo Orozco Rodríguez.- 28 de agosto de 2017.

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