BENJAMÍN ARGUMEDO HERNÁNDEZ, UN AGUERRIDO ZAPATISTA DE LA LAGUNA
POR: GUILLERMO OROZCO R.
Los colorados, que por cierto han sido poco estudiados y hasta muy mal, eran rebeldes que tremolaban una bandera roja y se anudaban un paliacate rojo en el cuello, de ahí su nombre. Empezaron a ser llamados así desde 1911, cuando se opusieron por la vía de las armas a los acuerdos de Ciudad Juárez, firmados entre el gobierno de Porfirio Díaz y ladirección del maderismo. Esos rebeldes alcanzaron mayor fuerza con la rebelión de Pascual Orozco en 1912.
A los orozquistas de Chihuahua se sumaron otros grupos de revolucionarios norteños, entre ellos el rebelde de la comarca lagunera Benjamín Argumedo, que por cierto es el menos olvidado y abandonado de los caudillos rebeldes incorporados a Pascual Orozco.
Sobre los colorados se tejió una leyenda negra por lo difuso de sus posiciones, aun así es una hazaña que hayan sobrevivido como grupo hasta 1916, a pesar de todas sus derrotas, pero también de todas sus persistencias.
El general Benjamín Argumedo Hernández —más conocido sin el segundo apellido— y cuyo valor personal por temerario hizo que entre los soldados de su tiempo —de todos los bandos— fuera considerado como valiente entre los valientes. Tal vez por esta circunstancia, los que han escrito sobre él, lo llaman el “Tigre” o “el León de la Laguna”.
La imprecisión sigue cubriendo los datos relativos al lugar y fecha de su nacimiento. Hay quien afirma que nació en 1884 en un rancho llamado Raymundocercano a la hacienda de San Antonio de el Coyote del municipio de Matamoros y que murió a los 32 años.Otra versión asegura que nació en un lugar llamado Nuevo México, cercano al hoy ejido de Santa Mónica, del municipio de San Pedro, Coahuila en 1868. Sus padres fueron don Albino Argumedo y doña Tiburcia Hernández y que don Albino tenía un rancho muy pequeño cerca del viejo Gatuño, hoy Congregación Hidalgo.
Uno de sus biógrafos señala, de la afición de Benjamín a las bebidas alcohólicas, a los caballos y a los bailes. Dominaba además excelentes habilidades como jinete, montar, correr y dirigir a las bestias sin tomarlas de la rienda, lo que le serviría posteriormente para disparar fusiles usando ambas manos. A pesar de ser sastre sabía vestir fustes, curar y educar caballos, abotonar riendas, bozalillos, etc., cortar y adornar cuerdas para espuelas y hacer cuartas. Estas dos cosas últimas se las enseñó Don Pedro Valdés Rosales padre del Profesor José Santos Valdés con quiencultivó una gran amistad.
La madrugada del 20 de noviembre de 1910unos 300 hombres mal armados tomaron Gómez Palacio, con la finalidad de obedecer el plan de San Luis e iniciar una revolución. En Congregación Hidalgo (antes el Gatuño) municipio de Matamoros, una veintena de hombres se apoderaron con éxito de esa población y sin disparar un solo tiro. Al frente de los rebeldes iba un tal Benjamín Argumedo Hernández, de oficio sastre, domador de caballos y con mucha fama de parrandero, bailador y bragado. Sus seguidores eran labriegos de la región, pequeños propietarios o arrendatarios de tierras de los alrededores.
Los maderistas de Torreón fallaron en el intento, pues la policía descubrió oportunamente la conspiración, aprehendió a algunos y a otros los obligó a esconderse.
Otro pequeño grupo dirigido por Enrique Adame Macías, cantinero de Matamoros, también se sublevó en San Pedro de las Colonias, sólo que abandonaron la plaza después de apoderarse de los fondos públicos, aunque posteriormente Adame se unió a Sixto Ugalde. En el grupo de Adame iba un joven tendero llamado Pedro V. Rodríguez Triana, que se convertiría en uno de los lugartenientes de Argumedo y que posteriormente cobraría cierta fama. Pues hay voces que afirman que lo traicionó.
A partir de 1912 Argumedo se rebeló contra el régimen Maderista por incumplir sus promesas y era el único grupo de la región que enarboló la lucha por la tierra con la consigna de “VIVA ZAPATA”.Los sublevados en el viejo Gatuño eran zapatistas y la debilidad de su número los hizo buscar la unidad con los orozquistas que —por su número— los absorbieron y entonces se convirtieron en eso: en orozquistas. Pascual Orozco se alzó contra Madero con la reclamación de incumplimiento del Plan de San Luis. Derrotado el orozquismo en Rellano, Benjamín Argumedo y su segundo, José de Jesús Campos, —más conocido por “Cheché Campos”— parece que formaron una columna que avanzó hacia el sur con el propósito de incursionar en Jalisco y de ahí sublevar el noroeste en contra de Madero.
Es poco el espacio para referir todas las hazañas de Benjamín Argumedo pero lo que si mencionaremos es la forma en que cae prisionero después de la deserción de sus lugartenientes Pedro V. Rodríguez Triana y Juan Livas.
Benjamín Argumedo y Lázaro Alanís, el primero gravemente enfermo y el segundo mal herido, se refugiaron en un escarpado paraje del rumbo de San Miguel del Mezquital, Zacatecas (hoy Miguel Auza), ahí cayó en manos de las fuerzas de Francisco Murguía, que lo condujeron atado hasta Sombrerete y de ahí a Durango. Murguía y Gualberto Amaya pidieron clemencia para el prisionero, pero de México sólo llegaron órdenes terminantes de pasarlo por las armas.
Se le formó un rápido proceso que en dos días lo condenó a muerte, ejecutando la sentencia el 26 de febrero de 1916, dentro de la penitenciaría de Durango, es decir que se le negó a Argumedo su última voluntad, ser fusilado públicamente.
“Oiga General Murguía, yo también fui hombre valiente,y quiero que me afusile, en público de la gente”. “Válgame dios Benjamín, no puedo hacerte ese favor, pues todo lo queyo hago, es por orden superior”.
Es fácil referirse a la violencia desatada por muchos hombres de la revolución entre ellos Villa y Argumedo, lo difícil es comprender que son productos humanos del régimen social, político y económico injusto de México.
¡Qué falta de humanidad la de Argumedo! –dicen sus detractores- ¡Pero “qué grato” resulta cerrar los ojos ante los crímenes de latifundistas, industriales y de toda clase de empresarios, que los cometían con el apoyo del poder público! Un poder que condena crímenes y desmanes de los revolucionarios como Argumedo, régimen con una moral que condena los excesos de los pobres y que, en cambio, disimula, perdona y aplaude los crímenes y corruptelas que los ricos perpetran para sostenerse en el poder y conservar sus privilegios.
Ya me despido señores
Porque cantar ya no puedo
Estas fueron las mañanas
De Benjamín Argumedo.
FUENTE: Salmerón Sanginés Pedro.- Benjamín Argumedo y los Colorados de la Laguna.
Valdés García José Santos.- Matamoros Ciudad Lagunera.
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