AURELIANO J. MIJARES UN “LOCO” QUE CIMBRÓ CONCIENCIAS
POR: GUILLERMO OROZCO RODRÍGUEZ
Aureliano J. Mijares nació en una de las muchas haciendas del municipio de San Pedro de las Colonias; Coahuila, posiblemente en lo que hoy es el ejido Tacubaya, en 1888 o 1889, según cálculo que hace de su edad el Profesor Federico Berrueto Ramón, quien lo describe como de 30 o 32 años en 1919, año en que coinciden en el congreso local.
Alto vigoroso, ágil, atlético, blanco, de ojos verdes, nariz recta, pelo castaño, bigote tupido, de voz sonora, desesperado, inquieto, categórico en sus decisiones, incorruptible y enérgico.Llegó de manera independiente ala XXIII legislatura del congreso del Estado sin ser palomeado por el gobernador (Gustavo Espinoza Mireles),es decir que ganó de calle el VI distrito con el apoyo de sus electores y sin que nadiepudieraargumentar lo contrario.
Mijares era un hombre de mucha inteligencia, de vasta cultura, adquirida por experiencia propia, valeroso hasta la temeridad y excelente don para hacer amigos a pesar de las diferencias ideológicas de muchos de ellos.
Fue lector de las obras de los Flores Magón, de Praxedis Guerrero, de Juan Sarabia y de Librado Rivera, además de autores internacionales como Carlos Marx, León Tolstoi, Bakunine, Kropoktine, Máximo Gorki y Federico Engels.En sus discurso incendiarios escuchados por generales revolucionarios, amigos del gobernador, la mayoría muy ignorantes, mismos que no le entendían o no compartían sus puntos de vista, y lo único que atinaban a decir era llamarlo loco, “loco Mijares”, sin saber que así fue la locura de Don Quijote, de Simón Bolívar, de José Martí, Hidalgo, Morelos y muchos transformadores sociales.
José Santos Valdés lo conoció de lejos y a la vez lo admiró, Mijares era incansable, agitaba a los peones de las haciendas, les hacía conocer sus derechos como trabajadores y en cualquier lugar les lanzaba arengas y discursos incendiarios.
“En San Pedro – cuenta Santos Valdés” escuche por primera vez la palabra socialismo y fui testigo de acaloradas discusiones sobre el significado de muchos conceptos. Oí también en voz de Mijares los nombres de Antonio Díaz Soto y Gama y de Aurelio Manrique, Aureliano realizaba entre los peones laguneros una campaña intensa de orientación política que se prolongó hasta mediados de los veintes. Todavía recuerdo su rostro y sus ademanes, su impresionante gesto, su palabra sonora y su barba de candado. Lo vi varias veces —siempre al comenzar la noche— se reunía con obreros de la incipiente industria de San Pedro, a la luz de opacas lamparillas y “cachimbas” de petróleo, en pequeños cuartos por cuyas ventanas los jóvenes curiosos metíamos la cabeza, para oírle decir discursos tronantes y explicar a los trabajadores sus derechos. Su fama inquietaba a los propietarios de la tierra. La amenaza del comunismo —ya no del socialismo— se hacía patente. Su esfuerzo liberador era motivo de burla por parte de los administradores de las haciendas quienes le inventaban chistes y burlas, sin saber que esa lucha tesonera detonaría años después en el reparto de la tierra”
Aureliano J. Mijares fue un lagunero fuera de serie, muy avanzado ideológicamente para su época, sacudió las conciencias de los trabajadores y al amparo de la Constitución de 1917 predicó el socialismo en el campo comarcanoademás de formar cuadros políticos que continuaron su lucha social por todo el estado de Coahuila.
Fiel a sus principios arriba a la cámara de diputados y desde ahí denuncia las arbitrariedades de hacendados y administradores del latifundio denominado “perímetro de Santa Teresa” propiedad del Español Rafael Arocena. Dio a conocer el mal trato que daban a los peones los administradores Fernando Rodríguez, José Larrea y otros que se hicieron ricos gracias a la explotación de los campesinos y al funcionamiento de las “tiendas de raya”
A Mijares con sus inquietudes y visión fuera de serie le quedó corto nuestro país y según referencias de un distinguido revolucionario mexicano, don Luis G. Monzón, se afirma que Mijares murió acaudillando una guerrilla de estilo tolstoiano en China, durante el periodo de la Revolución que encabezó Mao Tse Tung.
En memoria de Aureliano J. Mijares el Profesor Federico Berrueto Ramón siempre recitaba un fragmento de la “Oda de Lord Byron”, que a la vez escuchó de Salvador Díaz Mirón.
“Fuiste un loco, tal vez, pero esplendente
El sentido común, razón menguada
Pero fuiste apóstol y vidente
De paladín y redentor acompañada”.
Fuente: Biografía de Federico Berrueto Ramón, Matamoros Ciudad Lagunera del Profesor José Santos Valdés
Guillermo Orozco Rodríguez.- Febrero 26 de 2018
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