Elecciones 2016: Hartazgo y voto de castigo / 580

“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que aun sin escrúpulos sí se interesan.”

Arnoldo Toynbee

El hartazgo de la población contra un mal gobierno puede traer consecuencias negativas para los gobiernos establecidos: la corrupción, la miseria, el terrorismo recaudatorio, la falta de diálogo, la inseguridad, la impunidad, la pérdida del poder adquisitivo, son factores que pueden provocar el estallido social o en otros casos el voto de castigo.

Después de la jornada electoral del pasado 5 de junio, nos queda la enseñanza de que el sentido del voto de la gente no necesariamente es para mejorar, pero si puede darse la circunstancia de que gane quien sea,  menos el que gobierna, en este caso el PRI.

El ejercicio ciudadano del pasado procesonos refleja un panorama de cómo pudiera ser el escenario en el 2018, una sociedad desencantada y partidos políticos desprestigiados, que deben seriamente reflexionar sobre su situación y modificar sus conductas.

El hartazgo social, mismo que se vio reflejado con la alternancia en algunas entidades como Tamaulipas, Veracruz y Durango en las que no se había dado este fenómeno desde 1929, además de Quintana Roo entidad gobernada por el PRI desde su nacimiento como entidad federativa  en 1974.

No se puede festejar el triunfo de la mayoría de las minorías, pues el escenario tuvo como reflejo altos niveles de abstencionismo yuna indiferencia ciudadana como consecuencia de la falta de credibilidad en la política y en los políticos.

Aun así quienes capitalizaron los resultados de la elección fueron el PAN y MORENA, el primero al llevarse al menos siete estados, y MORENA, porque según datos del proceso se convierte en  la tercera fuerza política del país.

El inesperado triunfo del PAN en los comicios estatales del domingo  evidenció el hartazgo social contra el PRI y contra el Presidente Enrique Peña Nieto, repudio a su política neoliberal y sus fracasadas reformas estructurales, en especial la reforma laboral disfrazada de educativa que era la única que iban a presumir, pero que al final es la que más le ha provocado su baja aceptación entre los mexicanos.

Además del hartazgo en estas elecciones el rencor y la venganza se impusieron sobre las propuestas.La división de las izquierdas ayudó a  que el conservador Partido Acción Nacional (PAN) ganara esos siete de los doce estados en juego, en tres de ellos mediante una alianza con el PRD, partido que de no haber actuado visceralmente y aliadocon MORENA, hubiesen ganado, según los números: Oaxaca, Zacatecas, Veracruz, y Tlaxcala.

Por otro lado el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se impuso en cinco entidades de las doce,cuatro menos que hace seis años.“El PAN,un partido que había venido cayendo desde que perdió el poder en 2012, logró captar la inconformidad ciudadana contra el Gobierno y se posiciona rumbo al 2018″.

En la elección precedente, en 2015, Peña Nieto “contaba con el discurso de las reformas estructurales”, que impulsó al llegar al poder y obtuvo mejores resultados, “pero pasado un año las reformas no impactaron el nivel de vida de los ciudadanos”. Eso le costó su derrota en estos comicios, y pone en riesgo para su partido la presidencia de la república que hoy encabeza.
La derrota del PRI está estrechamente ligada a la estrepitosa caída en la aprobación del presidente Enrique Peña Nieto en la opinión pública.Diversos sondeos muestran que apenas  supera 30 por ciento. Otros, no difundidos en la prensa, en los corrillos ciudadanos le dan el 20 por ciento,

Además tuvieron un enorme costo para el tricolor los desprestigiados gobiernos de los Duarte, Javier Duarte (Veracruz) y César Duarte (Chihuahua). Sus malas reputaciones rebasaron sus estados y se convirtieron en escándalos nacionales. La decisión presidencial de sostenerlos en su puesto a como diera lugar, no obstante el alud de evidencias de malos manejos y el enorme malestar social en su contra, le resultó carísima al otrora partidazo,eso debe tomarse en cuenta como una alerta roja en las entidades que tendrán elecciones en 2017, la joya de la corona que es el Estado de México y Coahuila, en donde es casi seguro que haya  alternancia.

En estos resultados electorales mucho contribuyó el magisterio, único gremio que  se movilizó y que tuvo el acierto de movilizar a la poblacióncontra las reformas del régimen de Enrique Peña Nieto.

Los maestros insisten en la abrogación  de una reforma educativa que los ha sumido en la inseguridad laboral además del trato humillante del Sargento Aurelio Nuño. Están indignados, no sólo los de la Coordinadora, también muchos líderes institucionales por la actitud entreguista de Juan Díaz de la Torre, que cada día controla menos la estructura sindical.

Muchos Maestros institucionales rompieron con el tricolor y apoyaron principalmente a Acción Nacional, y, en menor medida a Morena. A partir del 5 de junio Aurelio Nuño, ya juega el papel de damnificado, incluso  sus yerros serán capitalizados por ambiciosos miembros de su propio partido, que también se sienten presidenciables. Nuño está fuera de la candidatura del tricolor para el 2018.

No sólo los maestros y el hartazgo contribuyeron a los pobres resultados del PRI, también la acomodaticia y corrupta jerarquía de  la iglesia católica se distanció de los Pinos, la iniciativa presidencial para que los matrimonios del mismo sexo sean legales, provocó  que le pasaran su factura.

Finalmente la pasada jornada electoral  confirma que si existe el voto de castigo en México, si hay voto anti-PRI, pero que no siempre el hartazgo determina que se vote bien, es una lección para Acción Nacional para que gobierne de manera diferente a como lo hicieron del año 2000 al 2012 y es un llamado a la reflexión a las izquierdas para que se olviden de acciones en donde prevalezca el hígado y el rencor y que se vayan convirtiendo en una opción confiable para el 2018.