LA GUERRA SUCIA CONTRA AMLO NO ES DE AHORA
POR: GUILLERMO OROZCO R.
Hay una lección que recuerdo venía en el libro de texto gratuito de español lecturas que se usó de 1974 a 1994, hablaba sobre la forma de sobrevivencia del salmón, un pez valiente que efectúa larguísimas migraciones para regresar a reproducirse, y generalmente ir a morir, a su región natal. Siempre rió arriba, entre piedras y corrientes rápidas que casi lo destrozan pero que templan su cuerpo y lo hacen muy resistente.
Eso es López Obrador, tenaz, incisivo, persistente, siempre navegando contra la ruda corriente, situación que lo hace muy resistente. Veinte años o más sorteando tempestades le han dado una experiencia y un temple fuera de serie.
La guerra sucia que enfrenta no es de ahora, inicia desde que asomó a la vida política, pero ha sido una constante desde que en el año 2000 asumió la jefatura de gobierno del entonces llamado Distrito Federal.
Desde 2003 la derecha en México decidió eliminarlo políticamente, aunque ganas no les quedaron de eliminar físicamente, era un adversario que les resultaba peligroso, por eso le inventaron un slogan: “Es un peligro para México”, -dijeron- en aquel tiempo López Obrador ya encabezaba las listas de popularidad entre los políticos mexicanos e iba arriba en las encuestas para cualquier elección.
Pronto tuvieron la oportunidad de dejarlo fuera de la boleta electoral para Presidente de la república, un juez emitió un fallo para que el gobierno del Distrito Federal pagara una indemnización al dueño de un predio llamado “Paraje San Juan”.
Siguieron después una serie de artimañas en contra del entonces jefe de gobierno, se recuerdan actos de corrupción donde se exhiben personajes cercanos a él (mismos que pagaron sus culpas con cárcel), además de un acto de desobediencia por construir un camino de acceso a un hospital localizado en un predio llamado el Encino. El objetivo final de esa tenebra legaloide no era otro que inhabilitarlo de sus derechos políticos por medio de un desafuero.
El 7 de abril de 2005 López Obrador se presentó ante la Cámara de Diputados para defender personalmente su caso, expuso una pieza oratoria magistral, el mejor discurso que jamás se le haya escuchado, esta vez ante la presencia de 489 de 500 diputados. Después de una larga sesión se determinó quitar el fuero constitucional al Jefe de Gobierno con una votación de 360 a favor, 127 en contra y dos abstenciones.
Esa acción arbitraria resultó contraproducente para la mafia del poder pues lo convirtió en el hombre más popular de México, las manifestaciones contra el desafuero fueron constantes y multitudinarias, hubo medios que calcularon el número de participantes hasta en dos millones de personas, durante quince días la capital del país se paralizó contra el arbitrario e ilegal desafuero, por lo que el Presidente de la República Vicente Fox, -que sigue dando una débil lata actualmente- y la Procuraduría General de la República tuvieron que recular anulando el proceso y restituyendo a López Obrador en su cargo.
A pesar de todo AMLO apareció en las boletas electorales, fue una campaña muy llena de lodo, los medios de comunicación de ese entonces, radio, televisión y prensa escrita cumplieron con su tarea de desinformación, pues para eso les pagaban. Aunado eso los consorcios más grandes de México desataron también una feroz embestida empresarial, -no podía ser de otra manera-, ya que se corroboró lo que todo mundo sospechaba, estaban exentos del pago de impuestos (CEMEX, BIMBO, KIMBERLY, COCA COLA, WALMART Y OTRAS)
Así de accidentada ha sido la vida política de AMLO: “Es un peligro para México”, “nos convertirá en otra Venezuela”, “polariza la vida nacional”, “siembra el encono entre los mexicanos”, “es el prototipo de la violencia” (aunque su movimiento no haya quebrado un solo vidrio), “autoritario”, “populista”, “representa un riesgo para la economía nacional”, y muchos calificativos más con tal de impedir que llegara a la presidencia de la república. Operaron también en esta trama todas las instituciones del estado, Ejército, dependencias federales, gobiernos estatales quienes desviaron miles de millones de pesos para la inducción del voto a favor del candidato panista, o prianista como les empezó a llamar López Obrador. Y por último quien da el toque final al complot es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, -gremio que ahora trata de vendernos la idea de que es el ejército intelectual de la 4T-, y su dirigente Elba Esther Gordillo crea una red de manipulación de maestros de la línea institucional para alterar resultados en las casillas electorales, además de tener en una posición estratégica a su aliado, cómplice o empleado Luis Carlos Ugalde que como consejero presidente del entonces IFE consumó el fraude que ya estaba orquestado por toda la mafia del poder.
Así se impuso en la presidencia de la República al desvergonzado, cínico y corrupto Felipe del Sagrado corazón de Jesús Hinojosa, que tuvo que tomar protesta entrando al recinto parlamentario por un hoyo construido por la puerta trasera tras banderas, en una ceremonia precipitada de apenas cinco minutos y que durante su sexenio aparecía en público rodeado por los escudos blindados del ejército y los granaderos, amén de desatar una guerra sangrienta que costó más de 120 mil muertos, muchos de ellos inocentes a los que justificó llamándolos víctimas por daños colaterales.
Durante el sexenio de Peña Nieto el estilo no fue diferente, finalmente López Obrador ganó la presidencia: Independientemente de la situación de inconformidad y hartazgo social propiciadas por las políticas equivocadas de los gobiernos neoliberales, que desencadenaron una tremenda inconformidad entre la población mexicana que se cobró en las urnas todos los agravios el 1º de julio de 2018 llevando al triunfo a AMLO, con una votación tan aplastante que impidió que se hiciera un fraude como los que acostumbraban.
López Obrador recorrió el país, tejió alianzas, conquistó espacios que jamás creían en él, como los estados del norte del país, y la guerra sucia continuó. En la campaña de 2018 le inventaron argumentos que daban risa, tales como difundir el rumor de tener nexos con el gobierno ruso y con el venezolano, nada detuvo la catapulta obradorista, por fin AMLO se convirtió en presidente de todos los mexicanos.
Ahora la agenda política la determina el presidente, gracias a sus conferencias matutinas o “mañaneras”, toda la guerra sucia y las mentiras del día se diluyen a las pocas horas, le buscan actos de corrupción, ha dado golpes de timón asombrosos y los mexicanos creen en él. Ya no tienen pensiones los expresidentes, se han congelado cuentas multimillonarias a los pillos de los gobiernos neoliberales, hay personajes conocidos en la cárcel y otros actos de gobierno impensables en el pasado. Aun así los que antes se creían los dueños de México, la pequeña oposición rabiosa y perversa sigue beligerante tratando de descarrilarlo. No es fácil, no lo será, porque los hechos cuentan más que las palabras.
Guillermo Orozco Rodríguez.- 10 de Marzo de 2020.
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