Un Torreón “empedernido”
LA palabra “empedernido” la aprendí en Nazas, Durango, y describía o describe a cualquier fruto que no desarrolla lo suficiente y por lo tanto no alcanza el crecimiento y la madurez de un fruto normal. Dicha palabra la busqué en el diccionario, pero trae acepciones distintas.
Y bueno, ¿por qué me refiero a Torreón como una ciudad empedernida conforme a la acepción que aprendí en Nazas? Parto del extraordinario arranque que tuvo nuestra ciudad a partir de los inicios del siglo pasado en los cuales se trazó una ciudad moderna (fue de las primeras en el país en ser planeada con calles, avenidas y banquetas de gran amplitud) y se construyeron los hermosos edificios en lo que se considera como “centro de la ciudad” especialmente los de cantera que están alrededor de la Plaza de Armas. Fue una época de un gran desarrollo citadino en base al cultivo del algodonero mismo que auspició el establecimiento de algunas industrias relacionadas con dicho cultivo y el establecimiento también de la industria metalera (la Metalúrgica primero y posteriormente lo que es hoy Peñoles).
Desde luego, sobre la historia de esa época hay, por fortuna, diversos documentos de historiadores laguneros que han indagado a detalle todo lo relativo a ese período que marcó la grandeza de Torreón y su fama de progreso trascendió no sólo al resto del país sino al extranjero.
Lamentablemente dicho desarrollo paró desde que el cultivo del algodonero dejó de ser costeable dado que los precios internacionales de la fibra se mantuvieron muy bajos durante varios años. Tronó el algodón y toda la industria y el comercio que se alimentaban con dicho cultivo. Esto debe de haber sido entre los años setenta y ochentas en que la Región Lagunera entró en un período crítico hasta que medidas del gobierno federal propiciaron un cambio en el campo lagunero hacia las actividades pecuarias ya que existían las condiciones para ello. Debe de haber alguien que conozca la historia a detalle ya que yo estuve ausente de la región durante esa época.
Como sea, La Laguna y particularmente nuestra querida ciudad de Torreón no ha vuelto al camino del desarrollo como se auguraba allá por los años cincuenta. Si bien es cierto que la actividad pecuaria, sobre todo la producción e industrialización lechera ha tenido un crecimiento asombroso e igualmente la minerometalúgica no ha dejado de crecer, el resto de las empresas que se han establecido en la región así como de prestigiadas universidades que se han asentado en La Laguna, no ha sido suficiente para recobrar el impulso que Torreón tomó el pasado siglo y que la convertían en una ciudad promisoria.
¿Qué pasó? ¿Han fallado las autoridades municipales y estatales? ¿Han fallado los empresarios? ¿Ha fallado la sociedad civil? Se ha visto durante los últimos años que han habido muchísimas iniciativas que sólo se quedan en el papel porque no hay el empeño y entusiasmo de su realización a pesar de la publicidad mediática que se consigue inicialmente. Lo que es cierto y palpable es el abandono que denota la ciudad, prueba de ello es el estado lastimoso en que se encuentra la avenida Morelos, que antes constituía un emblema de la ciudad y cuyo remozamiento ha tomado muchísimo más tiempo de lo debido porque los involucrados en su mejoramiento no se ponen de acuerdo. ¡Vergonzoso!
¿Se quedará Torreón como ciudad “empedernida” mientras otras ciudades del país continúan en desarrollo? Les envío un cordial saludo.
Héctor Astorga,
Torreón, Coahuila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario