PRIMERO DE MAYO, INICIO DE DEMANDAS PROLETARIAS / 575
Guillermo Orozco R.
Carlos Marx
Las conmemoraciones del Día del Trabajo que se realizaban en el mundo como un justo homenaje a las reivindicaciones proletarias de los obreros anarquistas, tuvieron su mayor auge en los Estado Unidos de Norteamérica.
Esto inicia en 1880 en que se conforma la federación de organizaciones de sindicatos, que lograron la aprobación de una resolución para establecer a partir del primero de mayo de 1886, mediante la Huelga General en todo EEUU, las ocho horas de trabajo,acuerdo que no se puso en vigor.
Ante ese incumplimiento, el 1º de Mayo de 1886 se paralizaron los centros de trabajo. La huelga tuvo éxito en cerca de 12 mil fábricas y se realizaron marchas con miles de obreros en varias ciudades.
En Chicago se paralizó casi completamente la ciudad, pero algunas empresas (como la fábrica de materiales McCormick) contrataron obreros esquiroles y despidieron a trabajadores de base, por lo que el 2 de mayo se realizó un mitin de los obreros despedidos para protestar y mientras uno de los trabajadores más combativos de tendencia anarquista Augusto Spies, dirigía su discurso a un grupo de 7 mil asistentes, llegó la policía a reprimir, dejando como saldo seis muertos y gran cantidad de heridos.
En lo que se refiere a nuestro país, la primera celebración del Día del Trabajo se organiza el año de 1913 a iniciativa de la Casa del Obrero Mundial, en pleno gobierno espurio y dictatorial de Victoriano Huerta
Desde muy temprano los sindicalistas se apostaron frente a su edificio y desplegaron como bandera que va al encuentro de la victoria, un rótulo que decía: “La Casa del Obrero Mundial, exige la jornada diaria de ocho horas y el descanso dominical”, acción imitada por muchos gremios.
La memoria histórica sobre estos acontecimientos y su importancia se han ido perdiendo, el sistema neoliberal cada día gana más la batalla sobre los trabajadores, de quienes se burla y abusa cotidianamente.
Se está terminando la cultura de manifestación, de exigir y tener conciencia, por reivindicar en la práctica el esfuerzo de quienes en el pasado lucharon por un mejor país.
La tradición de marchar el Primero de mayo se ha perdido, para beneplácito de los opresores del pueblo. El futbol, la televisión, la tecnología cibernética y el alcohol, le han ganada la batalla a los libros y a otros medios escritos.
Lo paradójico es que a pesar de que los gobiernos neoliberales, han dado los incrementos salariales más bajos de la historia y han legislado en contra de los intereses de los trabajadores, un gran número de ciudadanos sigue votando por ellos.
El pasado primero de mayo, los opresores y hambreadores del pueblo, al menos en Torreón ya casi ganan la batalla a los trabajadores, muchos en lugar de manifestarse prefirieron quedarse en casa.
Las únicas organizaciones que se manifestaron, dando un ejemplo de conciencia al pueblo de Torreón, fueron el Sindicato de telefonistas que nunca han dejado de marchar, los trabajadores de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro y un mínimo de maestros de las Secciones 35 y 38 del SNTE, que al margen de la falta de convocatoria de sus líderes, también lo hicieron.
El gobierno local en Coahuila ha despojado a los trabajadores de la educación de seguridad social, les ha jineteado y saqueado su fondo de pensiones y desmantelado las clínicas del magisterio.
Los profesores laguneros secundaron las acciones que desde ya hace varios días realizan en las selvas y montañas del sureste mexicano los maestros rurales, con el amplio apoyo de los padres de familia y de la sociedad.
En el sureste se escuchan los tambores de guerra, un magisterio sensible está recuperando viejas banderas de lucha, su gremio ha sido burlado por el gobierno
federal, por los gobiernos locales y por los liderazgos sindicales que no representan los intereses comunes de los trabajadores.
El primero de mayo debe ser el inicio de una jornada por demandas de aumento salarial, de tenaces intentos por democratizar al SNTE y de echar abajo la injusta y arbitraria Reforma laboral, disfrazada de educativa, pero también debe ser un intento por rescatar a las desprestigiadas instituciones de la República.
Hay terreno fértil para que aflore el hartazgo de la población, que junto con los maestros conformen una gran alianza político – popular para que en el 2018 se derrumbe un gobierno que ha traído al país raudales de sangre y que ha provocado odios que se multiplican hasta el aturdimiento, un México donde la violencia cobra víctimas en mujeres, niños, jóvenes, luchadores sociales y en toda clase de seres humanos sin distinción.
Es tiempo de revivir emblemas, banderas rojas y consignas que logren que obreros y trabajadores demuestren su fuerza histórica, que se oxigenen con la utopía de sueños igualitarios y aspiraciones de una humanidad fraterna.
A partir del Primero de Mayo, debe iniciarse una nueva jornada de lucha en el país. La defensa de la Educación Pública debe dejar de ser una consigna, para convertirla en un movimiento de construcción y de revisión de lo que está mal desde las más modestas Instituciones escolares, hasta las dependencias donde despachan los dioses del Olimpo pedagógico.
A partir del Primero de Mayo, debe iniciarse una nueva jornada de lucha en el país. La defensa de la Educación Pública debe dejar de ser una consigna, para convertirla en un movimiento de construcción y de revisión de lo que está mal desde las más modestas Instituciones escolares, hasta las dependencias donde despachan los dioses del Olimpo pedagógico.
Una nueva conducta del magisterio, debe abrirse frente a la retórica ya muy disminuida de un Secretario de Educación, que en sus desplantes grotescos y amenazadores, con síndrome de sargento, quiere hundir y desacreditar- afortunadamente sin éxito- a los maestros de todo el país.
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