domingo, 19 de noviembre de 2017


A LA REVOLUCIÓN LA MATARON, HAY QUE DEJARLA DESCANSAR EN PAZ 

POR: GUILLERMO OROZCO R.


“Ya hasta da vergüenza hablar de revolución”
José López Portillo
El movimiento revolucionario iniciado el 20 de noviembre de 1910 fue producto de un fraude electoral contra Francisco I. Madero, pero además su crecimiento tuvo éxito por el hartazgo de la población que ya no aguantaba más la situación de un gobierno  encabezado por el mismo personaje durante más de 30  años.
Parecía que todo se resolvería con la renuncia de Porfirio Díaz en mayo de 1911, pero muy lejos estaban los mexicanos de pensar que enMéxico seguiría prevaleciendo  el Porfiriato,  aun sin don Porfirio.
La revuelta iniciada por las clases medias y la nueva burguesía condujo a una gigantesca movilización de masas en las que imperaron las condiciones objetivas para que se unieran al llamamiento de Madero  miles de campesinos, indígenas, arrendatarios, medieros, rancheros, pequeños propietarios, peones y arrieros,  quienes  formaron infinidad de bandas armadas que proliferaron en distintas partes del país, algunas incluso sin sustento ideológico,  atraídas por la promesa de saqueo y reparto de los bienes de comercios y hacendados y el resentimiento acumulado contra sus opresores.  Las raíces y la explicación de la revolución están en buena medida, aunque no únicamente,  en las difíciles condiciones de los trabajadores del campo.
Muchos  errores sobre el fracaso del movimiento se atribuyen a Madero, respecto a su inexperiencia para gobernar, eso provocó que  se tejieran un sinnúmero de leyendas en torno a él. Hablaban del significado de la “I” que lleva su nombre. Sus detractores que siempre  lo consideraron un  loco idealista, argumentaban que la “I” significaba Inocencio –como erróneamente   aparece en su acta de defunción- o Inocente a manera de mofa.
Con el paso del tiempo, la historia oficial se encargó de enterrar su verdadero nombre y casi todas las generaciones que leyeron sobre la Revolución mexicana durante el siglo XX,  creyeron porque  les aseguraban que la “I” de Madero era por llamarse Indalecio, aunque realmente era Ignacio.
En pleno siglo XXI muchos siguen creyendo esta versión, totalmente equivocada. Don Francisco Madero Hernández y Doña Mercedes González, registraron y bautizaron a su primogénito con el nombre de Francisco Ignacio en honor del Santo de Asís y del fundador de la religiosa Compañía de Jesús. La  grandeza de Madero no reside tanto en lo que hizo, sino en su asesinato, el cual lo convirtió en un mártir.
Madero desarrolló un mal gobierno y nunca supo tener la sensibilidad política para olfatear, leer los hechos o escuchar a su gente cercana,incluyendo a  su hermano Gustavo, todo eso le costó  la vida.Le faltó  visión de estadista, estaba muy lejos de serlo.  Desaprovechó un momento propicio para impulsar la democracia, la transformación de instituciones y el tránsito pacífico hacia un régimen de libertades públicas.Por otro lado no supo ni quiso entender las demandas de los grupos de revolucionarios campesinos que en un principio lo apoyaron
Respecto a que era un iluso   Friedrich Katz argumenta lo contrario, Madero no fue un ingenuo ni un soñador, actuó conforme a su propia estrategia. Siempre supo que Díaz sólo podía ser derrocado por la fuerza armada, pero estimó que la movilización política era el prerrequisito para una revolución y para poder actuar libremente tuvo que parecer inofensivo a la dictadura. Realizada su campaña electoral y agotados todos los recursos legales, pudo ya convocar a la revolución.
Aceptó conservar el ejército federal,  porque en realidad no deseaba una transformación socialy creyó que el ejército sería fiel a las institucionesy que podía dar estabilidad al cambio,  pensaba lo contrario de las huestes revolucionarias.
El significado y los logros de la Revolución Mexicana, a más de 100 años de iniciada han sido sepultados. El sistema neoliberal que todo lo destruye y corrompe  ha logrado que se olvide el acontecimiento más importante del México de principios del siglo XX hasta como efeméride.  Las modificaciones al calendario laboral —los llamados fines de semana largo— son  parte de esas estrategias para que el  20 de Noviembre como hecho histórico queden en la nada. Las generaciones de hoy  poco recuerdan o nada saben del movimiento que intentó transformar la realidad nacional, basado en una serie de demandas necesarias para hacer un país más igualitario, pero que fracasó con la creación de un sistema político que poco caso hizo de esa magnífica y ejemplar  constitución promulgada en 1917, que quizá fue el único triunfo del movimiento armado.
A 107 años de iniciado el importante acontecimiento histórico, el sistema político mexicano a cuya cabeza han estado el PRI y el PAN, ha sido tergiversado al grado que es casi imposible entender cuál es la real acción de los revolucionarios, pues finalmente los gobiernos priistas se han apropiado de esos personajes y del acontecimiento. Es por eso que a ese histórico movimiento social hay que dejarlo descansar en paz.Vale la pena que a la revolución la recordemos, que la conozcamos, pero dejémosla ya en donde esta.
Debemos evitar abanderar a la revolución con frases como que es o  lo fue todo, los problemas sociales no se solucionaron a pesar de las buenas intenciones de muchos de sus protagonistas.
Actualmente hay una hazaña increíble, lo que no pudo lograr el “interés nacional” o el “amor a la patria”  durante la etapa armada de la revolución, lo consiguió el sistema político mexicano que todo lo puede gracias al poder, con una buena dosis de historia oficial de la que se han apropiado, reunió a los principales personajes de la revolución: Madero, Carranza, Villa, Calles y Cárdenas -en un mismo espacio- sin pensar que si les hubiesen preguntado lo habrían consentido o no, el estar  juntos en el monumento a la revolución.
Y como los muertos no tienen derecho de réplica, los caudillos tendrán que conformarse con su triste destino: dormir el sueño eterno entre   sus viejos enemigos.
Eso sí, existe el riesgo de que cada 20 de noviembre puedan escucharse ruidos de cómo se revuelcan en sus tumbas los hombres de la revolución.
Fuente: Rosas Robles Alejandro.- Sangre y Fuego; Ávila Espinoza Felipe y Salmerón Sanginés Pedro.-“Breve Historia de la Revolución mexicana”
Guillermo Orozco Rodríguez.- Noviembre 20 de 2017.

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