viernes, 28 de septiembre de 2018

HIDALGO, MOLIERE Y LOS JESUITAS 


POR: GUILLERMO OROZCO R.


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En 1767, más de 40 años antes de que Hidalgo saliera con sus hombres desde el pueblo de Dolores, tuvo lugar una de las más graves, profundas y aún no reparadas grietas: la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios del vasto Imperio español. La orden religiosa más avanzada y liberal que logró afianzar una amplia cultura entre los pensadores del siglo XVIII, entre los que se contaba el cura Miguel Hidalgo.
Fueron muchos los exilios que sufrió Hidalgo, el primero en 1792 donde fue a dar a Colima bajo los cargos de liberal y mujeriego y su segundo exilio en 1793 cuando llega San Felipe. Para combatir el aburrimiento vespertino decide crear un grupo de teatro de aficionados. Inmediatamente los que le rodeaban intuyeron segundas intenciones pues quería conquistar el corazón de una jovencita de la región, Josefa Quintana a la que le propuso integrarse al grupo actoral.
El teatro aparece en la vida del joven Hidalgo como una herramienta recurrente para multiplicar sus ideas; el héroe muestra más vocación de hombre de teatro que de militar revolucionario, hasta que las circunstancias lo orillan a esto último. Su autor favorito era Moliere y una de sus obras: “El tartufo”.
Es Hidalgo, según sus biógrafos  un cura de pueblo, ser humano excepcional, culto, con un liderazgo ganado a pulso, que lucha contra la complicidad e hipocresía de la iglesia católica y la tiranía, la mejor representación de esa complicidad es la rabiosa excomunión decretada por el Obispo de Michoacán Manuel Abad y Queipo que aun a sabiendas de la falsedad de ello y sus nulas consecuencias, -pues Hidalgo ni siquiera se inmutó-, el hipócrita Abad y Queipo la redacta sólo para lucirse ante las autoridades y el alto clero  del Virreinato.
Gracias a esa obra conquista a su primera actriz, Josefa Quintana, con la que habría de tener dos hijas, Josefa y Micaela que nacieron en San Felipe; sumados a  otros dos que habían nacido  en Valladolid producto de sus relaciones con Manuela Ramos Pichardo; Agustina y Lino Mariano. Se separó de su primera esposa cuando ella le hizo caso a su confesor, un cura de ideas atrasadas, quien la presionó para que lo dejar porque “vivía en pecado”. De esa manera ya sin pareja se fue rumbo a Colima.
Antonio Serrano un guionista estudioso de la vida del cura humaniza a Miguel Hidalgo, lo saca del marco de la institucionalidad y le quita lo inmaculado. Su forma de descripción peca de irreverente frente al oficialismo del Estado y de la antes santa madre iglesia católica, la humanidad del héroe y su figura de hombre ante todo, recupera para el pueblo su cultura y sus ideas ilustradas muy avanzadas para su época y muy valerosas además en un mundo tan lleno de prejuicios y persecuciones.
Serrano  sitúa a Hidalgo en su justa dimensión, es un ser carismático ante la población, es aceptado por muchos y criticado por otros  generando  controversias y opiniones encontradas.
Era un cura mujeriego, pero no más que muchos otros, con la diferencia de que  no era hipócrita ni practicante de la pederastia,  crítico de lo antinatural del celibato.
Generalmente los partícipes de la lucha armada así eran, Cuando fueron detenidos en la Noria de Baján en Coahuila, el grupo que encabezaba Hidalgo estaba formado por 29 civiles y militares además de 12 curas. Eran curas sin vocación religiosa que se refugiaron en esas tareas por no tener posibilidades de ascenso en una sociedad injusta, la mayoría tenían muchos hijos.
Hidalgo tuvo cuatro hijos, José María Morelos procreo tres el más conocido fue Juan Nepomuceno Almonte. Los otros dos se llamaron José y  Guadalupe. Matamoros también cura, tuvo un hijo de nombre Apolonio, mientras que Allende sin ser sacerdote tuvo en su juventud un hijo llamado Indalecio, quien nació en 1791, ese hijo murió en Acatita de Baján. Años más tarde engendró un segundo hijo llamado Guadalupe.
Miguel Hidalgo murió fusilado por las fuerzas realistas el 30 de julio de 1811. Ese día el padre de la patria pidió que no le vendaran los ojos ni le dispararan por la espalda, y que de favor le dispararan a su mano derecha la que colocó en el corazón.
Su cadáver fue decapitado, su cabeza fue enviada a la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato y su cuerpo enterrado en la Capilla del templo de   San Francisco de  Asís de  Chihuahua. 
Fuente.- El cura Hidalgo y sus amigos. Paco Ignacio Taibo II
Guillermo Orozco Rodríguez.- a 24 de Septiembre de 2018.

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