lunes, 22 de octubre de 2018

LÁZARO CÁRDENAS
 A 48 años de su fallecimiento.
Guillermo Orozco Rodríguez

Al General lo llamaron comunista, rojo, siervo de Moscú y cuanto les vino en gana, pero eso no lo desvió ni en su conducta de gobernante ni en su conducta personal. El tiempo le dio oportunidad de manifestar una vez más la profunda sinceridad de que era dueño. Siempre lo acusaron de ladrón y de atropellador y violador del derecho de propiedad, (sarcasmos –de los acusadores–) que se elaboraban a base de repetir y repetir que “repartía lo de otros y no lo suyo”, sabiendo que todo es de la nación, por lo que oportuno es recordar que:
Un día, en el estado de Morelos, se hizo necesario un terreno y un edificio para que funcionara una escuela regional campesina – antecedente de la Normal Rural– y, Lázaro Cárdenas del Río, cedió su quinta Palmira, aledaña a Cuernavaca, con todo y edificios en los que había soñado establecer hogares sustitutos para niños abandonados. 

Otro día, la UNESCO decidió crear en México el Centro Regional para la Educación Fundamental de la América Latina y nuestro gran muerto, regaló su llamada Quinta Eréndira, en Pátzcuaro y en ella funciona el CREFAL. 

En otra ocasión, a la Naturaleza se le ocurrió –febrero de 1943– regalarnos al volcán más joven de la tierra. Centenares de familias quedaron en la miseria por culpa del Paricutín:
Tata Lázaro ordenó que fuera reunido todo el ganado de su propiedad, y que –equitativamente– lo repartieran entre los damnificados. 

Otra vez alguien le informó que los servicios asistenciales de un pequeño hospital en Apatzingán se debían al exiguo presupuesto con que dicha institución se sostenía. Y el Tata cedió una propiedad rural para que toda la producción de la misma - plantada con limoneros– se aplicara en beneficio del citado hospital… todos estos actos y docenas más ponen de manifiesto su sincera lealtad por la causa de la educación y del bienestar de los humildes y su poco apego a la propiedad. Además, su sencillez republicana fue manifiesta: Las crónicas de sociales no ocuparon planas y planas en periódicos y revistas o extensos comentarios de locutores y columnistas, para reseñar recepciones dadas por él, o las bodas, bautizos, cumpleaños, etcétera, de los miembros de su familia. Jamás hubo en él ostentaciones, ni automóviles de lujo, ni joyas…
Era todo lo contrario. En 1941 EN Tenería los campesinos se hacían lenguas contando cómo, el Tata, subió a pie desde la escuela hasta la cima del Santo Desierto y cómo –democráticamente– se introdujo en el hogar de un campesino, se sentó en un banquito de tres patas y pidió de comer lo que hubiera… eso lo hizo a sabiendas de que, en Tenancingo, las fuerzas vivas lo esperaban con un banquete cuyos alimentos no consumió. Así fue su actuar a lo largo de su vida.
FUENTE: JOSÉ SANTOS VALDÉS. EN TORNO A LÁZARO CÁRDENAS

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