lunes, 12 de noviembre de 2018

La evaluación docente en México, cambios esperanzadores

Por Guillermo Orozco R.

La Evaluación debe ser parte integral de todo proceso educativo,   debe ser un proceso continuo y permanente que enfoque el rumbo pedagógico,  debe servir para detectar debilidades y fortalezas,  pero nunca como equivocada o tendenciosamente se utilizó en el sexenio de Peña Nieto para perseguir maestros y desprestigiarlos ante la sociedad. Nunca más una evaluación punitiva.
El sistema neoliberal utiliza la evaluación docente para justificar la pérdida de derechos laborales de los docentes,  en muchos casos  para implementar despidos, y otorgar jerarquías a personas afines a los funcionarios de la SEP.
La evaluación docente no debe presentarse como una novedad, los maestros están acostumbrados a que se les evalúe y certifique, pero no a que los resultados sirvan para que se les persiga y desprestigie.
Durante seis años el INEE descalificó y despreció las críticas y propuestas que le hicieron miles de maestros e investigadores educativos de todo el  paísmuchos de ellos muy prestigiados. El INEE incluso descalificó personalmente a esos   maestros e investigadores que se atrevieron a criticar o a rechazar la reforma “educativa”, tildándolos de “ignorantes”, “partidarios de la herencia y compraventa de plazas” y, en general, “partidarios de un régimen de corrupción”. Pero ahora, desde su soledad, el INEE los está buscando  para que lo apoyen, porque siente amenazada su existencia. El INEE  equivoca su estrategia de salvación, si es que su existencia se encuentra realmente en peligro de extinción.
El poder legislativo cuenta con facultades legales para reformar a las instituciones públicas del país. Los objetivos de estos cambios dependen de la interpretación que los legisladores realicen —fidedignamente o no— sobre las prioridades que manifieste la ciudadanía y los grupos de interés organizados.
Adicionalmente, es claro que no debe existir una sola institución pública que se someta a revisiones periódicas, y en el caso de las instituciones educativas que esas revisiones sirvan verdaderamente a elevar la calidad educativa. Sin embargo, el reciente anuncio sobre la posible “modificación, cancelación o abrogación de la reforma educativa” resulta la  mayor incertidumbre sobre la orientación y responsabilidades que corresponderán al INEE en los siguientes años. Evaluar además el papel que jugó en la definición de la política educativa de México durante los últimos 16 años. Por otra parte, nos pone a pensar, al menos a los docentes qué es lo que debe  cambiarse en lo relativo a los procesos de evaluación, para verdaderamente mejorar la educación de los estudiantes mexicanos.
Hay que explicar a quienes lo ignoran o se hacen que no lo saben,  que los maestros forman parte de uno de los sectores que se han sometido por siempre a procesos de evaluación, pero jamás estos procesos habían sido para perseguirlos, inquietarlos y desprestigiarlos ante la sociedad, mucho menos para atentar contra sus derechos laborales. El mejor ejemplo fue  la etapa en que tuvo vigencia la carrera magisterial, en donde incluso hubo motivaciones y resultados reales de mejoramiento de los  ingresos de los docentes, quienes asistían de buen agrado  a los centros de evaluación.
Después del  1º de septiembre de 2018, ya se dieron las  primeras confrontaciones  para abrogar la reforma educativa,  en el Legislativo comenzaron en la Cámara de Diputados el 11 de septiembre, con un exhorto al secretario de Educación y al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) para suspender la evaluación al desempeño docente programada del 3 al 25 de noviembre. Con el entendido de la mayoría de que la reforma va a caer.
Dos días después, el Senado aprobó un punto de acuerdo en la misma dirección. El pleno demandó la suspensión mientras no se replantee una reforma en la que se incluya a todos los sectores involucrados y se culmine una propuesta alternativa en la que se trabaje con los  expertos en estos temas, que son los docentes  y con la participación de padres de familia.
Con la insensibilidad que caracteriza a las autoridades educativas en turno, la Secretaría de Educación Pública (SEP) informó en un comunicado que todos los procesos de evaluación previstos para el resto de 2018 serán realizados conforme al calendario establecido. El INEE rechazó también el exhorto, con el argumento de que está sujeto a un mandato constitucional y legal. Sabiendo que eso puede ser válido hasta el 30 de noviembre. Lo mismo se argumentó para no detener la construcción del aeropuerto de Texcoco, a pesar de la consulta ciudadana.
Ciertamente, un exhorto legislativo es como una llamada a misa. Pero es seguro que la negativa de la SEP y del INEE a aceptar la sugerencia legislativa es un indicador de su intención de provocar problemas. Pero hay esperanzas de que a partir del 1º de diciembre se legisle diferente, tal y como se les prometió a los maestros.
El mismo 13 de septiembre, el senador Martí Batres Guadarrama presentó un proyecto de reforma para modificar la fracción tercera del artículo tercero constitucional y desvincular la evaluación a la permanencia en el servicio profesional docente, y la posible desaparición del INEE.
El mismo 13 de septiembre, Mario Delgado, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, declaró: se va a echar abajo la reforma educativa y no va a quedar ni una coma, anunció. De cualquier forma hay que recordar, que como senador del PRD, a finales de 2012 y principios de 2013, Delgado fue uno de los personajes principales que apoyó la reforma educativa. Eso llenó de beneplácito al  empresario Claudio X. González, a quien Mario le notificó que la reforma se había aprobado con su voto a favor. Ojalá y la conducta de muchos dirigentes de morena sean las mismas que propone López Obrador, y que fortalezcan la confianza que hizo que los maestros mexicanos votaran masivamente por el proyecto alternativo de nación.
La reforma educativa a  la vista de muchos, aunque no lo reconozcan, ha fracasado estrepitosamente en mejorar la educación del país. Por el contrario, es responsable de su deterioro. Eso sí, sirvió para otros fines: sacar del servicio de manera anticipada sin necesidad de liquidación a cerca de 200 mil maestros, apalear el normalismo, facilitar el avance de los intereses empresariales sobre la enseñanza pública  y desprofesionalizar a los profesores.
El nuevo gobierno debe entender que el voto masivo del magisterio se dio gracias a las promesas de campaña de abrogar, suprimir, cancelar la mal llamada reforma educativa.
Evaluación docente sí, pero para detectar debilidades y fortalezas, nunca más para perseguir maestros y atentar contra sus derechos ni desprestigiarlos ante la sociedad, además asumir una enérgica defensa de la educación pública.
Guillermo Orozco Rodríguez.- 12 de Noviembre de 2018.

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