PEDRO MEDINA CALDERÓN, MESTIZO GENÉTICO
POR: GUILLERMO OROZCO R.
* Constructor de sueños con esperanza
* Nace en el Ejido Purísima; Municipio de Matamoros, Coahuila en 1943
* Recibió la presea al mérito “Profr. José Santos Valdés”, ejecutoria en el normalismo rural en 2013
Lo único que realmente educa es el trabajo”. “José Santos Valdés”
La presea al mérito “Profr. José Santos Valdés” es un esfuerzo del Colegio de Egresados de la Normal Rural “J. Guadalupe, Aguilera, de Aguilera, Durango y del proyecto cultural Revueltas, es un esfuerzo que fortalece el campo de la cultura con un rumbo que genera conciencia social que toma en cuenta el humanismo y la congruencia de quien lleva el nombre de éste mérito, que fortalece el campo de la cultura y creemos que quienes han sido y serán galardonados son fieles representantes del actuar y de la conducta ejemplar del insigne educador lagunero, periodista, escritor y luchador social Don José Santos Valdés.
El primer galardonado merecedor de esta presea, egresado de la Escuela Normal Rural “Gral. Matías Ramos Santos” de San Marcos; Loreto, Zacatecasy que mediante el consenso de los organizadores representa no sólo a su institución de origen, sino a todo el normalismo rural en teoría y acción, y que a lo largo de su vida es un claro ejemplo del valdesismo en todas sus facetas, es el Profesor Pedro Medina Calderón. Esto se dio el 9 de noviembre de 2013.
Quien se proponga hoy hablar de valores como fundamentos del orden moral se encuentra ante un problema diferente al que podía tener los pedagogos de la primera mitad del siglo XX. Porque las normas de conducta inculcadas por los maestros de la época de oro de la escuela, eran producto de una efectiva formación científica, una seria formación pedagógica, una sensible formación filosófica y una grandiosa formación político social. Una profunda filosofía de amor a los alumnos y al pueblo que conlleva a educar con el ejemplo y a educar con el trabajo, algo que se debe rescatar en estos momentos de una sociedad con crisis de valores.
Me siento satisfecho de resaltar la trayectoria de mi amigo Pedro Medina Calderón a quien la circunstancia del espacio y el tiempo de nuestra coincidencia por la vida han enrumbado y fortalecido mucha de mi praxis cotidiana.
Pedro Medina aprende mediante la tradición oral y la observación lo que son la rebeldía y las inquietudes de los desposeídos, pues su padre Don Tomás fue dirigente del sindicalismo rojo en la Hacienda de Purísima, Municipio de Matamoros, Coahuila. Lugar en que ya convertido en Ejido nace Pedro un 29 de junio de 1943.
La laguna como confluencia de migraciones internas principalmente del centro del país en particular de Zacatecas hace que Pedro se defina a sí mismo como un mestizo genético y el esfuerzo educativo iniciado en la Escuela primaria rural de su pueblo, junto con sus dos escuelas normales rurales Salaices y San Marcos, hace que nosotros le agreguemos: mestizo de la gran educación democrática.
José Santos Valdés y Pedro también fueron coincidentes de la circunstancia y el destino, pues sin haber sido alumno directo del ameritado educador queda convencido de la justeza de su actuar en un congreso de la FECSM en la Escuela Normal Rural de Tamatán; Tamaulipas y desde ahí siempre coincidieron y e intercambiaron puntos de vista sobre temas educativos, políticos y sociales.
Congruente al honrar a quien tanto admiró fue un buen alumno, un destacado escritor y creador de prosa, cuento y poesía, magnífico orador además de combativo dirigente estudiantil y magisterial.
En lo que se refiera a sus escuelas, nunca de Pedro salieron frases que mancharan el sello de su esencia, además su vida la ha consagrada para seguir la justa ley de sus mandatos y la justa ley de sus enseñanzas.
Activo participante de luchas sociales, educativas y sindicales, ex preso político por sus ideas, organizador de grupos campesinos contra las injusticias de Práxedes Giner Durán, un gobernador de flaca memoria de su pasado villista, fundador de un proyecto educativo de educación normal rural sin internado en Gómez Farías Chihuahua y dirigente nacional de una expresión magisterial de importantes propuestas al interior del SNTE, dan cuenta de su personalidad inquieta y su espíritu de servicio hacia los demás, pues quienes conocemos a Pedro sabemos de su nobleza y amor al prójimo, con acciones humanistas que rescatan la corriente valdesista, de que el ateísmo o el libre pensamiento vaya ligado a la fraternidad y solidaridad de conciencia y no a los actos de los creyentes que muchas veces simulan en lo que dicen creer, pues al final es posible evitar las controversias que generan estos temas y demostrar que los no religiosos podemos ingresar también a la cultura de la diversidad aceptable.
El consenso de quienes acuerdan colegiadamente los méritos de las personas galardonadas, en el caso de Pedro Medina escogieron bien, hace falta mantener viva la corriente pedagógica impulsada por José Santos Valdés, pero hay que evitar prácticas que en ocasiones semejan dogmas que hacen que nos aprendamos su biografía al pie de la letra en lugar rescatar su obra y poner en práctica muchas de sus aportaciones, pedagógicas y periodísticas que en este sistema neoliberal, si viviera serían tema de muchas cuartillas y de muchas horas de esfuerzo para combatirlo.
Si el Profr. José Santos Valdés viviera, su pluma flamígera estaría señalando con profunda crítica la persecución y humillación que hicieron a los maestros de México, los dioses del olimpo pedagógico (que nada saben de educación pero que si opinan), y que como peones serviles del sistema tecnócrata al que pertenecen, dieron palos de ciego tratando de implementar la mal llamada reforma educativa, que a fin de cuentas sólo fue una reforma laboral.
¡El normalismo vive!
Salud y larga vida al compañero Pedro Medina Calderón.
Fuente: Notas autobiográficas.
Guillermo Orozco Rodríguez.- Noviembre 19 de 2018.
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