Dos caras del movimiento magisterial
Daniel Torres Jáquez Miércoles 13 de julio de 2016
Hay dos visiones respecto al movimiento magisterial encabezado por la CNTE. Una que lo descalifica y lo sataniza y pide al gobierno que lo aplaste. Otra que comprende sus causas y le brinda su apoyo moral y material.
Entre quienes descalifican el movimiento de los maestros, priva la idea de que su lucha es por aportaciones de dinero que los sucesivos gobiernos de Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero otorgaban a la CNTE.
En esa postura se niega que los maestros estén luchando en contra de la reforma educativa. No se les conceden los atributos ni el nivel para argumentar razones contrarias a la legislación acordada en contra de sus intereses.
En esa postura vemos a una legión de columnistas de diversos periódicos nacionales, quienes a diario elaboran artículos contra el movimiento magisterial.
En sentido contrario vemos cómo va creciendo la comprensión de la lucha magisterial en importantes segmentos de la población y cómo se van agregando a su lucha agrupaciones de padres, estudiantes universitarios y asociaciones religiosas, no sólo en los estados que son foco del movimiento sino en diversas poblaciones del país.
El sábado leí en La Jornada un artículo de Arturo Justiniani Alcalde, que hace mención del pronunciamiento expresado en favor del movimiento magisterial por parte de los obispos de las tres diócesis de Chiapas.
La comunicación de los obispos va dirigida a los legisladores federales y subraya que la continuidad del diálogo es fundamental, y que éste debe ser orientado a dar un curso distinto a la reforma educativa. No se plantea la abrogación, sí su modificación.
Expresan los obispos que hoy existen muchos elementos que acreditan que la reforma educativa se instrumentó de manera apresurada, excluyendo a los maestros y conforme a una visión que no corresponde a la realidad y necesidades del país.
En un segundo punto, los obispos ponen el dedo en la llaga al advertir la incongruencia presidencial de ser obsequioso con los empresarios en relación con la ley 3 de 3 y negarse a un diálogo personal y abierto con los maestros. Textualmente señalan: “nos llamó la atención que el señor presidente de la República regresó la ley sobre transparencia porque se lo pidieron los empresarios, pero se tiene resistencia para considerar algunos aspectos de la reforma educativa que piden los maestros. ¿Tienen más poderes e influencia los empresarios que los maestros?”
En un tercer punto, el pleno de obispos de Chiapas propone algunos temas que en el Congreso de la Unión se deben discutir; destacan tres que coinciden con los análisis de los especialistas en la materia más calificados del país. El primero, relacionado con el aspecto laboral, en el que sugieren los obispos que la reforma no debe orientarse a la pérdida del empleo; el segundo, relacionado con las evaluaciones, con el fin de que estas se ajusten a las realidades locales, teniendo en cuenta las limitaciones y carencias de las mismas; y el tercero, garantizar que no haya un proceso de privatización de la educación, sino que el Estado cumpla su responsabilidad de dar educación gratuita.
Si el diálogo con la SEP prospera hoy, será gracias a la persistencia de la lucha magisterial impulsada desde siempre por la CNTE, de la cual siempre se deslindó el SNTE.
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