Nueva tragedia, nueva lección ciudadana / 631
POR: GUILLERMO OROZCO R.
La destrucción que provocó el terremoto del 19 de septiembre de 1985 cambió la fisonomía y la vida de la ciudad de México, los escombros de los edificios y lo trágico del panorama exhibieron de paso la incompetencia gubernamental. El presidente en turno Miguel de la Madrid reaccionó tardíamente ante la tragedia.
Después de las 07.19 horas los habitantes de la Ciudad de México salieron a las calles para ayudar a los sobrevivientes, de inmediato llegaron donaciones como lámparas, cobijas, cascos para mover los escombros de los edificios que se derrumbaron por el movimiento telúrico, en cambio las acciones gubernamentales se centraron sólo a ordenar al ejército a que resguardara los edificios destruidos.
Durante tres días hubo un tremendo vacío del poder gubernamental. La gente se encargó de la organización y la emergencia en la ciudad. La sociedad civil se encargó de organizar brigadas para buscar sobrevivientes y remover cadáveres, equipos con un espíritu de solidaridad poco visto, se organizaron de manera espontánea, jóvenes de barrio, estudiantes, trabajadores y amas de casa, con aplomo reemplazaron la falta de respuesta de un gobierno débil agobiado por la corrupción, la deuda externa y la crisis política del regente de la ciudad, quien todavía era un empleado directo del débil presidente de la república.
La solidaridad de miles en el rescate de víctimas y en apoyo a las familias afectadas, se transformó en un despertar de conciencias,tres días tardo Miguel de la Madrid para atender la emergencia y poder dirigirse a la nación, se derrumbó la ciudad y posteriormente se derrumbó el PRI en la capital, golpe político del que aún no se recupera.
Los temblores del 19 y 20 de septiembre de 1985 destruyeron la zona central del entonces llamado Distrito Federal y ante la incompetencia del gobierno por unos días los ciudadanos toman el control de la ciudad, esto fue uno de los capítulos más emotivos de la historia de la capital.
De la tragedia surgió una respuesta civil que ganó derechos para la ciudad y para los ciudadanos. El 27 de septiembre, apenas una semana después del temblor, se realiza la primera movilización de damnificados hacia Los Pinos. Más de 30 mil personas desfilan en silencio con tapabocas y cascos, símbolos de los rescatistas y demandan la expropiación de predios, créditos baratos, un programa de reconstrucción popular y la reinstalación de los servicios de agua y luz.
Las protestan se suceden todos los días. El gobierno apabullado publica un decreto expropiatorio el 11 de octubre donde se afectarán más de 5 mil predios e inmuebles, medida que no fue suficiente, por lo que las movilizaciones no cesan.Al día siguiente tras otra marcha, el presidente de la Madrid recibe a los damnificados en Los Pinos, en lugar de agradecimientos hubo reclamos, la exigencia popular era: expropiar más predios.
Una de las consecuencias del temblor fue la pérdida del tradicional control del PRI sobre los electores, los priistas con la desvergüenza que los ha caracterizado siempre quisieron hacer clientelismo político con la desgracia, provocando la indignación popular y posteriormente el terremoto natural se convertirá en terremoto político.
En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas rompe con el PRI, impacta a la población con el Frente Democrático Nacionalconformado en su mayoría por grupos de izquierda y muchas organizaciones civiles se suman al cardenismo que cimbra al sistema político mexicano con un triunfo que no fue respetado. Desde ahí la participación electoral masiva sepulta al PRI en la ciudad.
El impulso democratizador del temblor promovió la creación de la Asamblea Legislativa y del primer gobierno de la ciudad electo por los ciudadanos, el triunfo de Cárdenas como jefe de gobierno en 1997 consolida la convicción democrática y alimenta movimientos sociales y culturales en un marco de diversidad.El temblor de 1985 exhibe la corrupción de un sistema que pensamos optimistamente que ya se iba a ir, pero el pragmatismo de los partidos políticos exhibido con la firma del pacto por México y su complicidad con el gobierno peñista nos demostró lo contrario.
Por coincidencia a 32 años de la tragedia del sismo del 85 justo el mismo día 19 de septiembre, otro fuerte movimiento telúrico sacudió la metrópoli y otras entidades federativas, cuando apenas estábamos asimilando el sismo del 7 de septiembre que causó estragos en Oaxaca y Chiapas. El nuevo terremoto ha generado una intensa movilización ciudadana y exhibe de paso la débil y desorganizada respuesta gubernamental.
La solidaridad ya es una constante en el comportamiento ciudadano de los habitantes de la ciudad de México, a pesar de la áspera rutina diaria, o tal vez por eso mismo, la ciudadanía mantiene reservas profundas de humanismo, que puede surgir en momentos de apremio, como el que se vive.
Para enfrentar lo ocurrido con este nuevo sismo, el país cuenta con seis mil 035 millones 987 mil 256 pesos en el Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN). Adicionalmente, tiene contratado un instrumento denominado Bono Catastrófico FONDEN 2017, a través del cual podría tener acceso a 360 millones de dólares más.
El gobierno mexicano podría utilizar, en un inicio, 150 millones de dólares del bono para financiar la reconstrucción de infraestructura dañada por sismos. Esperemos que ese dinero no llegue a manos equivocadas, que se haga mal uso de él, o se aproveche para lucrar en el ya próximo proceso electoral de 2018.
Por eso hay que valorar la encomiable respuesta ciudadana ante la tragedia y no escatimar su apoyo, pero también se debe estar vigilante como se hizo en 1985, que el gobierno en turno actúe con responsabilidad y transparencia. Además el sismo puede provocar ahorra otro terremoto político, la derrota del PRI y evitar el regreso del PAN.
De paso hay que mencionar la “cachetada que con guante blanco”le da al gobierno mexicano Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, al enviar toneladas de productos para aliviar la tragedia del pueblo de México.
Esto a pesar del triste papel de Peña Nieto y el canciller Videgarayhacia ese país, quienes reiteradamente emiten declaraciones difamatorias contra su gobierno.
Guillermo Orozco Rodríguez.- 25 de Septiembre de 2017.
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