lunes, 1 de agosto de 2016

GUILAR TALAMANTES: RESISTENCIA AL OLVIDO

Noticia por Luis Rubén Maldonado Alvídrez el 31 Jul 2016
En este siglo que vivimos la izquierda es una quimera política en nuestro país. Una izquierda, cuyos fanatismos la acabaron disolviendo desde adentro. Lo que permanece de la izquierda en México son, en el mejor de los casos, fósiles y ruinas. Ideológicamente.
La izquierda ha asesinado su ideología. El poder envenenó a quienes son algunos de sus pioneros y hoy en día, son más pragmáticos que aquellos partidos que perdieron el partido habiendo ganado el poder, mucho antes que ellos.
En Chihuahua, en medio de un ambiente político surrealista y un tanto bizarro, aquellos líderes opositores a todo que alguna vez fueron de izquierda, que escriben estruendosos editoriales, presumen su “lucha” de los 60 y 70, en el auge cubano de la izquierda, en estos últimos días de julio, se han echado de cabeza. Han mostrado su amnesia selectiva y no han sido capaces de dedicarle ni una línea a Rafael Aguilar Talamantes, hombre fundamental de la izquierda en este país, quien dejó de existir a las 15:27 horas del día 17 de julio del año en curso.
Hoy en día, que está de moda ser “rebelde” por facebook y twitter y donde la lucha democrática de la generación “milennial” se reduce a escribir consginas y hashtags en las redes sociales, por supuesto que no tienen idea de quien fue Aguilar Talamantes.
Oriundo de Baja California, Don Rafael llegó a la Ciudad de México donde su primera gran desilusión fue que por cuatro meses de trabajo le pagaron 49 pesos solamente. Ahí nació su vocación por luchar contra la opresión y la injustica.
En su juventud participó como promotor y propagandista de las principales agrupaciones estudiantiles y juveniles de los años 60, además de ser un promotor del movimiento sindical democrático y fue amigo personal de los principales dirigentes políticos de su momento.
De la amistad con líderes como Rubén Jaramillo tuvo la oportunidad de conocer de cerca varios de los movimientos guerrilleros armados y estuvo a punto de pertenecer a uno. Aguilar Talamantes nuca fue ajeno al dolor de su gente y junto con ellos sufrió hambre, frío, persecución, prisión, tortura física y mental. Estuvo encarcelado en 1965 en Michoacán hasta 1970 y ahí decidió que la lucha socialista había que hacerla dentro del cauce institucional.
Siempre expresó su desacuerdo con la vía del núcleo guerrillero, quienes veían las armas como el único medio para instaurar el socialismo. “Era un error querer vestir de verde olivo a toda Latinoamérica”, decía Aguilar Talamantes.
Su postura anti belicosa, le costaría el desprestigio entre quienes “se arrogaban a título personal el epíteto de revolucionarios”, a decir de sus cercanos.
Vivió, hasta sus últimos días, una campaña permanente de vituperios y desprestigio, que supo aguantar como los grandes. Estaba hecho de otra madera.
La izquierda, siempre auto bombardeándose desde adentro, pero eso no fue impedimento para que fundara el Partido Socialista de los Trabajadores, que logró estar a la altura de otros partidos de izquierda que contaban con muchos años de tradición y respaldo internacional.
Fue artífice fundamental en la Reforma Política en la que se reconocía a los partidos políticos como organizaciones de “interés social” y, por tanto, su legítimo derecho a contender electoralmente, concediéndoles su registro legal. Incluidos los partidos de izquierda.
En contraste con muchos de sus compañeros, que sólo por la vía de las armas y la protesta violenta veían el camino; su apuesta siempre fue por la legalidad, su espada y escudo.
El Partido Socialista de los Trabajadores llamó a la población para hacer de la política un arte, y del arte de gobernar, una ciencia de todo el pueblo.
Definió al sujeto revolucionario como el ciudadano que dice ¡basta! a la injusticia y ejerce su soberanía a través de la insurgencia electoral, con la ley en la mano y voto libre y secreto.
La “izquierda” trasnochada que hoy ocupa liderazgos legislativos, que gobierna o busca gobernar, ha olvidado los cauces institucionales y quiere más guerra, sin evolucionar posturas y discursos y sigue prolongando la agonía de un momento histórico que ya no existe.
Sin Aguilar Talamantes, no habría quedado esbozada la vía constitucional al socialismo.
Muchos de sus discípulos, hoy encumbrados políticos, prefirieron la vía violenta; las armas y no las ideas; el grito y no la razón.
Desde entonces y como ahora, esa izquierda autoritaria e irracional, no pudo aceptar la visión de Aguilar Talamantes, pues es conocida su obsesión ser dueña de la verdad histórica absoluta. Así, la izquierda de ayer decía: “No queremos apertura, queremos revolución”, denostando la lucha legal, por ser un “engaño burgués”.
Y las cosas no han cambiado mucho. A pesar de ser un México totalmente diferente, esos que ayer eran jóvenes que pedían revolución, hoy son líderes de partidos políticos, gobernantes o legisladores que siguen exigiendo revolución y caos. Desdeñando la vía institucional que los encumbró.
En la elección de Cárdenas, Clouthier y Salinas, Aguilar Talamantes fue el artífice del Frente Nacional Democrático (gran frente electoral a partir de la alianza de cinco grandes partido políticos que contaban con registro electoral, más una gran cantidad de organizaciones regionales y civiles) que postuló al heredero de Tata Cárdenas.
Nunca había tenido tanta votación el socialismo en México.
Y todos esos, que nacieron al estrellato político de la mano de Cuauhtémoc Cárdenas, dividieron la gran unión de la izquierda mexicana para seguir fragmentándola y creando el PRD con puro renegado tricolor.
Cuauhtémoc Cárdenas no tuvo la decencia de dedicarle una esquela a un protagonista de primera línea en su ascenso en 1988 en la feroz lucha contra el sistema, en la elección que ganó Salinas de Gortari.
Qué esperar de los fundadores del PRD Chihuahua, ahora huérfanos de partido y de ideología, muy prestos para la violencia en las calles, que conocieron y lucharon con Aguilar Talamantes que ni un tweet o columnazo les mereció.
La derecha no lo quería. La izquierda radical (yo diría irracional, proclive a la violencia) no lo quería, por ser un hombre que dio sus batallas con ideas y razones, no con golpes ni armas, a pesar de haber sido víctima de la tortura física en prisión, entendió que había que cambiar el camino, la estrategia pero no el destino.
Si. Para todos esos que evocan el 68 en cada marcha que hacen, la libertad de Aguilar Talamantes fue una de las causas que originaron el levantamiento del 2 de octubre de ese olímpico año.
Aguerrido como lo fue en vida, desde el otro mundo, seguirá luchando para no ser olvidado; ejercerá la resistencia al olvido, como hombre congruente y de causas que fue. De esas voces que la izquierda de ayer y hoy, prefirieron ignorar.
La “izquierda” mexicana y chihuahuense en picada y huérfana, va a extrañar la voz incómoda de Aguilar Talamantes.
ULITMALETRA
Con especial dedicatoria para mi amiga Jazmín Aguilar Gallardo, prueba viva de que además, Aguilar Talamantes fue buen padre. Mis oraciones contigo por la pérdida de un hombre fundamental en tu vida.

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