domingo, 28 de agosto de 2016

LA COMARCA LAGUNERA ANTES DE CONVERTIRSE EN UN EMPORIO ALGODONERO / 586

“Cuando entra en juego la posesión de los bienes terrenales es difícil que los hombres razonen con justicia”.
Umberto Eco

Las primeras noticias que se tienen sobre la fundación de pueblos en la Comarca Lagunera nos remiten a finales del siglo XVI. Es esta una de las regiones norteñas del virreinato de la Nueva España  lugar donde se pondrá en práctica el método de colonización española denominado la “conquista espiritual” o la conquista por medio de la cruz, al haber fracasado la conquista por medio de la espada.
En esta época los franciscanos fundaron Cuencamé, mientras que los jesuitas establecieron una misión en Parras además de las de San Juan de Casta (León Guzmán)  y Mapimí.
Fueron estas dos órdenes religiosas las que más penetraron con sus misiones en la Laguna y empezaron el proceso de colonización a través de la evangelización de los naturales del área.
La colonización a través de la fundación de misiones fue auspiciada por la corona española, debido al descubrimiento de yacimientos minerales en las áreas despobladas del norte de la comarca lagunera y por la necesidad de pacificar a los grupos chichimecas seminómadas  que incursionaban en la región.
Los grandes latifundios laguneros comenzaron cuando el conquistador vasco Francisco de Urdiñola es nombrado gobernador de la Nueva Vizcaya en 1603.
Este conquistador ya había adquirido tierras mediante mercedes reales desde 1583 y llegó a formar lo que posteriormente fue “uno de los latifundios más grandes del mundo” con una extensión de más de  ocho millones de hectáreas.
Al heredar a su bisnieta  Santa Olalla quien se casa con  el Marqués de San Miguel de Aguayo se crea el Marquesado de Aguayo,  un enorme latifundio formado por lo que actualmente son los municipios de Parras, Viesca, Matamoros, Torreón y Francisco I. Madero.
La actividad original del enorme latifundio fue la ganadería, pues se calcula que para 1760 había en esas tierras cerca de 220 000 ovejas y 20 000 cabras,así como pequeños hatos  con vacas, becerros,  asnos y hasta mulas y caballos.
Posteriormente dedicaron el latifundio a la ganadería empezaron a producir vinos en Parras y a fabricar ropa y artículos de lana en la Hacienda de Patos.
El latifundio completo estuvo en manos de la familia Sánchez Navarro de 1840 a 1848, año en que se deshacen de la parte conocida como San Lorenzo de la Laguna en 80 000 pesos que fueron pagados por Lorenzo Zuloaga, enemigo de los colonos matamorenses. Este fue el panorama que encontró Don Benito Juárez en su paso por la laguna
El 27 de agosto de 1864 por la tarde, llega al pueblo de Viesca; Coahuila Don Benito Juárez, en su largo peregrinar por la República mexicana, su caravana se componía de coches y carruajes con capacetes de lona: una fila de once chirriantes carretas, tiradas por bueyes, donde traía, nada menos que el Archivo de la Nación.
El defensor de la República  y sus ministros se hospedarán  siete días en la casa del Coronel Jesús González Herrera, en este lugar lo enterarán  de los problemas que los matamorenses tienen por la posesión de la tierra con el latifundista vasco Leonardo Zuloaga, quien era partidario del imperio francés y aliado de quien había sido gobernador de Nuevo León y Coahuila, Santiago Vidaurri, rabioso anti juarista.
Antes de arribar a ese pequeño poblado perdido en el desierto los ojos del Benemérito   vieron  un paisaje cerrado —por todos los rumbos— por los mismos cerros desprovistos de vegetación arbórea. Pero, sobre el suelo, la abundancia de mezquitales, huizaches de follaje espeso y de sombra acogedora.
En Bilbao y Saucillo encontraban otra vez aguas de manantial. Extraña tierra donde abundaban las  palmeras, hacia el este del poblado tenían varias hectáreas de dunas arenosas que, según decían, sólo se observaban en los grandes desiertos como el del Sahara.
Los laguneros no descansaban de dar explicaciones sobre la extraña tierra: arenales calientes y reverberantes rodeados de espesos mezquitales, sobre todo.
Ganado pastando en la soledad y aparentemente sin pastores, por todas partes: vacunos, caballos, mulas, asnos… pero sobre todo las especies más numerosa eran las de cabras y ovejas.
Y es que desde la época dela formación del enorme  latifundio coahuilense la tierra se utilizaba  en mayor medida para la ganadería extensiva. Los productos vendidos más importantes eran animales en pie, sobre todo ovejas y, en menor medida, cabras, caballos, mulas y bueyes, los tres últimos como monturas y bestias de carga. La fuente de riqueza de los marqueses de Aguayo era, en primer lugar, la lana, y en segundo, el sebo y las pieles. El principal mercado era la Ciudad de México.
Se puede afirmar entonces, que la comarca lagunera tiene una tradición histórica de explotación caprina, ovina y de otras especies antes de definirse como zona algodonera.
Fuente:
Gándara Leticia. “La formación de las haciendas en la Comarca Lagunera: 1538 – 1850”.
Alessio Robles Vito. “Uno de los latifundios más grandes del mundo”
Valdés José Santos. “Matamoros Ciudad Lagunera”.
Guillermo Orozco Rodríguez.  29 – VIII – 2016.

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