A UN AÑO DE LA TRAGEDIA
DE AYOTZINAPA, EL GOBIERNO SIN NOVEDAD
Guillermo Orozco
“La violencia es el miedo de no
respetar los derechos de los demás”.
Gandhi
La desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en
Guerrero, independientemente del acto de barbarie que significó el hecho, reavivó
la discusión sobre las Escuelas Normales Rurales, bastiones de la estrategia
educativa en México a principios del siglo XX. Partícipes
del proyecto de la escuela rural mexicana que hoy luchan por su supervivencia.
Las normales rurales son ejemplo histórico del olvido y la inanición que ha
sufrido por décadas este modelo de educación que ya hubiera agonizado de no ser
por el caso de Iguala.
Las Escuelas Normales, en particular
las normales rurales, nacieron con la idea de dar la oportunidad a las
comunidades más pobres de México, de
acceder a una educación que ayudara al mejoramiento del nivel de vida de sus
habitantes. Pero el abandono de estas instituciones por parte del gobierno y
las continuas agresiones de las que han sido objeto desde su creación, hizo que muchas desaparecieran y que las
restantes 17 luchen por sobrevivir.
Desde la
primera Normal Rural fundada en Tacámbaro, Michoacán en 1922, el sexenio más sensible para el
establecimiento de estas instituciones fue el de Don Lázaro Cárdenas, en que llegaron a existir hasta 36 escuelas de
este tipo en el país. El requisito más importante para ingresar a
Ayotzinapa o a cualquier escuela normal rural es la falta de recursos
económicos. Cada año se organiza en las instituciones una selección en la que
participan tanto las autoridades educativas, como las sociedades de alumnos y
se vigila que los estudiantes de nuevo ingreso sean hijos de campesinos de
escasos recursos.
La actual reforma educativa que trata
de implantar este gobierno neoliberal, representó
un duro golpe para las escuelas formadoras de maestros, ya que se estableció la
evaluación para lograr el ingreso de nuevos profesionistas a un terreno que
antes era dominado por los normalistas a través de una plaza que le era entregada
a los egresados mediante asignación
automática, evaluación que se aplica a
pesar de que la certificación de estudios en ese sistema los acredita para
ejercer su profesión de docentes.
Hay muchísimo por hacer para
reorganizar el sistema educativo, pero no puede haber un cambio en serio, si no se hace el esfuerzo de replantear las
formas de funcionamiento de las Escuelas Normales, puesto que de ahí van a
egresar la mayor parte de los profesores que se harán cargo de la educación
básica en este país. Así que no puede
haber una reforma educativa en la que no se tome en cuenta al sistema de
educación normal, ni a los maestros en
activo, quienes son los verdaderos expertos en los rubros educativos.
Cada año los alumnos y maestros de
las Escuelas Normales Rurales, salen de
las aulas para asegurar su supervivencia. Exigen a las Secretarías de Educación
en sus Estados que se abra la convocatoria para el nuevo ingreso de alumnos, y
una vez conseguido este objetivo, el siguiente paso es pedir más recursos para
infraestructura, para alimentación, para servicios asistenciales y material
didáctico para los internos.
Los estilos de los gobiernos
estatales son quienes provocan las
movilizaciones y las exigencias de los estudiantes, Guerrero es un ejemplo, se
caracteriza porque tradicionalmente ha
sido una entidad con rasgos caciquiles, cuya clase en el poder ha sido poco abierta a generar oportunidades
educativas a sus niños y jóvenes.
Los normalistas de Ayotzinapa no son
la excepción, se organizan cada año para exigir que la Secretaría de Educación
en el Estado emita la convocatoria y oferte
las becas para la Normal Rural, de no ser así se correría el peligro de
que la escuela cierre sus puertas y se ponga en práctica un proceso de
extinción, para sólo dar servicio
educativo a tres generaciones de alumnos.
El último acontecimiento para
Ayotzinapa, que tuvo resonancia nacional antes de la desaparición de 43 estudiantes en Iguala el 26 de septiembre de 2014, fue el del 12 de
diciembre de 2011, ese día la policía
estatal rompió un bloqueo realizado por normalistas en la Autopista del Sol,
que conecta la Ciudad de México con el puerto de Acapulco. El saldo
provisional fue de dos muchachos muertos, Gabriel Echeverría de Jesús, de 20
años, y Jorge Alexis Herrera, de 21, varios heridos graves, otros más
desaparecidos y al menos 50 detenidos.
Se habla mucho de la supuesta
impunidad y vandalismo con la que hacen sus actos los estudiantes (toma de
autobuses, quema de instalaciones de dependencias públicas, bloqueos a
carreteras, etc.), pero también hay que ver toda la impunidad que impera en la
entidad y el pisoteo a los derechos de los estudiantes más pobres, aquí se
incluye la impunidad con que actúan los gobiernos de todos los niveles y la forma
de magnificar los actos de protesta por
parte de los cómplices y encubridores del sistema, disfrazados de
comunicólogos y vendidos al gobierno, entre ellos Joaquín López Dóriga,
Ciro Gómez Leyva, Carlos Marín, Adela Micha
y todo ese grupo de serviles merolicos del régimen, convertidos en perros de presa del sistema
neoliberal que nos gobierna.
Estas acciones de lucha por
sobrevivir, no las realiza sólo la
Normal de Ayotzinapa, es una constante de
todas las Normales Rurales que quedan en el país
Las Normales
Rurales pueden tener muchos defectos y debería replantearse su forma de
funcionamiento, pero no se puede ocultar que está comprobado que sus
estudiantes proporcionan servicio
educativo a la niñez más pobre de entre los pobres de este país, con lo que se
justifica que a pesar de la forma en que se les difama, deben seguir existiendo, porque los maestros que
de ahí egresan, son los únicos que están dispuestos a trabajar en condiciones
que no son las más idóneas. Muchos de los maestros de las Normales Rurales
viven en las mismas condiciones de marginación y pobreza que sus alumnos
y de los pobladores de esas pequeñas y aisladas comunidades donde
imparten sus clases.
El 26 de
septiembre de 2015 a un año de la tragedia de los estudiantes de Ayotzinapa,
nuevamente se pone en la palestra el tema de las Escuelas Normales Rurales, sus
carencias y su lucha por sobrevivir, un año que para muchos pareció que se les fue volando, para los
padres y familiares de los normalistas desaparecidos fue lento y tormentoso. A un año de la desaparición de los normalistas, la
única solución por parte del gobierno fue fabricarles a esas familias una gran
mentira.
Un largo
año en que madres y padres de los desaparecidos, han luchado contra el vacío, contra la
mentira, contra la indiferencia y la impunidad.
La obligación del gobierno federal, puesto que quien encabezaba el mando
estatal ya renunció y el del ámbito municipal se encuentra en la cárcel, no sólo es entregar a los 43 estudiantes de
Ayotzinapa, su obligación debe extenderse a la entrega de los más de 26 000
desaparecidos o no localizables, que no se siga exhibiendo la inoperancia de
las instituciones y de un régimen en que la población cree menos día con día.
el gobierno solo va a ver en las normales rurales, una mal infundada imagen de que son criadero de guerrilleros, no le conviene gente preparada, mucho menos le conviene seguir sosteniendo estas escuelas.
ResponderEliminar