viernes, 2 de octubre de 2015

A UN AÑO DE LA TRAGEDIA DE AYOTZINAPA, EL GOBIERNO SIN NOVEDAD
Guillermo Orozco
“La violencia es el miedo de no respetar los derechos  de los demás”.  Gandhi
La desaparición de los 43 estudiantes  de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en Guerrero, independientemente del acto de barbarie que significó el hecho, reavivó la discusión sobre las Escuelas Normales Rurales, bastiones de la estrategia educativa en México a principios del siglo XX.  Partícipes del proyecto de la escuela rural mexicana que hoy luchan por su supervivencia. Las normales rurales son ejemplo histórico del olvido y la inanición que ha sufrido por décadas este modelo de educación que ya hubiera agonizado de no ser por el caso de Iguala.

Las Escuelas Normales, en particular las normales rurales, nacieron con la idea de dar la oportunidad a las comunidades más pobres de México,  de acceder a una educación que ayudara al mejoramiento del nivel de vida de sus habitantes. Pero el abandono de estas instituciones por parte del gobierno y las continuas agresiones de las que han sido objeto desde su creación,  hizo que muchas desaparecieran y que las restantes 17 luchen por sobrevivir.

Desde la primera Normal Rural fundada en Tacámbaro, Michoacán en 1922,  el sexenio más sensible para el establecimiento de estas instituciones fue el de Don Lázaro Cárdenas,  en que llegaron a existir hasta 36 escuelas de este tipo en  el país.  El requisito más importante para ingresar a Ayotzinapa o a cualquier escuela normal rural es la falta de recursos económicos. Cada año se organiza en las instituciones una selección en la que participan tanto las autoridades educativas, como las sociedades de alumnos y se vigila que los estudiantes de nuevo ingreso sean hijos de campesinos de escasos recursos.

La actual reforma educativa que trata de implantar  este gobierno neoliberal, representó un duro golpe para las escuelas formadoras de maestros, ya que se estableció la evaluación para lograr el ingreso de nuevos profesionistas a un terreno que antes era dominado por los normalistas a través de una plaza que le era entregada a los  egresados mediante asignación automática,  evaluación que se aplica a pesar de que la certificación de estudios en ese sistema los acredita para ejercer  su profesión de docentes.

Hay muchísimo por hacer para reorganizar el sistema educativo, pero no puede haber un cambio en serio,  si no se hace el esfuerzo de replantear las formas de funcionamiento de las Escuelas Normales, puesto que de ahí van a egresar la mayor parte de los profesores que se harán cargo de la educación básica en este país.  Así que no puede haber una reforma educativa en la que no se tome en cuenta al sistema de educación normal,  ni a los maestros en activo, quienes son los verdaderos expertos en los rubros educativos.

Cada año los alumnos y maestros de las Escuelas Normales Rurales,  salen de las aulas para asegurar su supervivencia. Exigen a las Secretarías de Educación en sus Estados que se abra la convocatoria para el nuevo ingreso de alumnos, y una vez conseguido este objetivo, el siguiente paso es pedir más recursos para infraestructura, para alimentación, para servicios asistenciales y material didáctico para los internos.

Los estilos de los gobiernos estatales son quienes  provocan las movilizaciones y las exigencias de los estudiantes, Guerrero es un ejemplo, se caracteriza porque  tradicionalmente ha sido una entidad con rasgos caciquiles, cuya clase en el poder ha sido  poco abierta a generar oportunidades educativas a sus niños y jóvenes.

Los normalistas de Ayotzinapa no son la excepción, se organizan cada año para exigir que la Secretaría de Educación en el Estado emita la convocatoria y oferte  las becas para la Normal Rural, de no ser así se correría el peligro de que la escuela cierre sus puertas y se ponga en práctica un proceso de extinción, para  sólo dar servicio educativo a tres generaciones de alumnos.

El último acontecimiento  para Ayotzinapa, que tuvo resonancia nacional antes de la desaparición de  43 estudiantes en Iguala el  26 de septiembre de 2014, fue el del 12 de diciembre de 2011, ese día  la policía estatal rompió un bloqueo realizado por normalistas en la Autopista del Sol, que conecta la Ciudad de México con el puerto de Acapulco. El saldo provisional fue de dos muchachos muertos, Gabriel Echeverría de Jesús, de 20 años, y Jorge Alexis Herrera, de 21, varios heridos graves, otros más desaparecidos y al menos 50 detenidos.

Se habla mucho de la supuesta impunidad y vandalismo con la que hacen sus actos los estudiantes (toma de autobuses, quema de instalaciones de dependencias públicas, bloqueos a carreteras, etc.), pero también hay que ver toda la impunidad que impera en la entidad y el pisoteo a los derechos de los estudiantes más pobres, aquí se incluye la impunidad con que actúan los gobiernos de todos los niveles y la forma de magnificar  los actos de protesta por parte de los cómplices y encubridores  del sistema,  disfrazados de  comunicólogos y vendidos al gobierno, entre ellos Joaquín López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, Carlos Marín,  Adela Micha y todo ese grupo de serviles merolicos del régimen,  convertidos en perros de presa del sistema neoliberal que nos gobierna.

Estas acciones de lucha por sobrevivir, no las realiza  sólo la Normal de Ayotzinapa,  es una constante de todas las Normales Rurales que quedan en el país

 Las Normales Rurales pueden tener muchos defectos y debería replantearse su forma de funcionamiento, pero no se puede ocultar que está comprobado que sus estudiantes proporcionan  servicio educativo a la niñez más pobre de entre los pobres de este país, con lo que se justifica que a pesar de la forma en que se les difama,  deben seguir existiendo, porque los maestros que de ahí egresan, son los únicos que están dispuestos a trabajar en condiciones que no son las más idóneas. Muchos de los maestros de las Normales Rurales viven en las mismas condiciones de marginación y pobreza que sus alumnos y  de los pobladores de esas pequeñas y aisladas comunidades donde imparten sus clases.

El 26 de septiembre de 2015 a un año de la tragedia de los estudiantes de Ayotzinapa, nuevamente se pone en la palestra el tema de las Escuelas Normales Rurales, sus carencias y su lucha por sobrevivir, un año que para muchos  pareció que se les fue volando, para los padres y familiares de los normalistas desaparecidos fue lento y tormentoso. A un año de la desaparición de los normalistas, la única solución por parte del gobierno fue fabricarles a esas familias una gran mentira.


Un largo año en que madres y padres de los desaparecidos,  han luchado contra el vacío, contra la mentira, contra la indiferencia y la impunidad.  La obligación del gobierno federal, puesto que quien encabezaba el mando estatal ya renunció y el del ámbito municipal se encuentra en la cárcel,  no sólo es entregar a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, su obligación debe extenderse a la entrega de los más de 26 000 desaparecidos o no localizables, que no se siga exhibiendo la inoperancia de las instituciones y de un régimen en que la población cree menos día con día.

1 comentario:

  1. el gobierno solo va a ver en las normales rurales, una mal infundada imagen de que son criadero de guerrilleros, no le conviene gente preparada, mucho menos le conviene seguir sosteniendo estas escuelas.

    ResponderEliminar