LUCHAS CAMPESINAS POR EL REPARTO DE TIERRAS EN
LA COMARCA LAGUNERA
79 ANIVERSARIO DEL DECRETO EXPROPIATORIO DEL 6 DE OCTUBRE DE 1936
Antes de la gran huelga iniciada en la Hacienda de Manila Mpio. De Gómez
Palacio en junio de 1935, las condiciones de los trabajadores eran demasiado
precarias, los jornales percibidos por los trabajadores oscilaban entre 50 y 80
centavos. La mayor parte de sus ingresos iban a parar a la tienda de raya, que
era la tienda del monopolio regenteada por un socio o prestanombre del
hacendado que funcionaba en todas las haciendas a pesar de estar prohibido por
la ley.
En ese movimiento proletario surgen los Sindicatos Rojos, organizados por el Partido Comunista Mexicano, entre los que destacan líderes como Tomás Palomino Rojas, Domingo Garibaldi, Cruz Chacón Sifuentes, Manuel Morúa y otros
El conflicto de Manila se generalizó a toda la comarca lagunera, columnas de huelguistas se presentaban en las haciendas y exigían que el latifundista o su administrador se retiraran inmediatamente colocando sobre el tejado o en la puerta principal la bandera rojinegra, estandarte de la huelga. Posteriormente el comité de huelga fue llamado a la capital del país por el propio Presidente Cárdenas, ventilándose el conflicto laboral en la suprema Corte de Justicia de la Nación la que dictó un laudo a favor de los peones, mismo que los hacendados se negaron a acatar.
Las demandas de los trabajadores consistían principalmente en:
En ese movimiento proletario surgen los Sindicatos Rojos, organizados por el Partido Comunista Mexicano, entre los que destacan líderes como Tomás Palomino Rojas, Domingo Garibaldi, Cruz Chacón Sifuentes, Manuel Morúa y otros
El conflicto de Manila se generalizó a toda la comarca lagunera, columnas de huelguistas se presentaban en las haciendas y exigían que el latifundista o su administrador se retiraran inmediatamente colocando sobre el tejado o en la puerta principal la bandera rojinegra, estandarte de la huelga. Posteriormente el comité de huelga fue llamado a la capital del país por el propio Presidente Cárdenas, ventilándose el conflicto laboral en la suprema Corte de Justicia de la Nación la que dictó un laudo a favor de los peones, mismo que los hacendados se negaron a acatar.
Las demandas de los trabajadores consistían principalmente en:
• La firma de un contrato colectivo
• el aumento salarial a un peso con cincuenta centavos diarios, y
• la intervención de un representante del sindicato al momento de pesar el algodón recolectado.
Los hacendados rechazaron todas las peticiones de los jornaleros, incluso la última, con la que venían a confesar de manera tácita el robo de kilogramos que hacían a los pobres trabajadores al momento de pesar su algodón, al mismo tiempo emprendieron una ofensiva de propaganda negra por medio de la prensa, las radiodifusoras y los púlpitos de las iglesias para desprestigiar el movimiento.
Estos poderosos hacendados carentes de argumentos fomentaron con la fuerza del dinero la creación de sindicatos blancos trayendo a la Laguna un ejército de 10 000 trabajadores, provenientes de Zacatecas, Durango y San Luis Potosí, con ofertas de salarios de seis y hasta siete pesos por día, algunos se convirtieron en esquiroles, pero otros se sumaron al movimiento de huelga.
Es entonces que ante la presión popular el Presidente Lázaro Cárdenas pone en vigor la ley agraria del 6 de enero de 1915 expidiendo el histórico decreto del 6 de octubre de 1936 mediante el cual se expropian y reparten las grandes haciendas de la Comarca Lagunera.
Este acontecimiento conviene abordarlo con enfoques que nos permitan mayor objetividad, evitando caer en la actitud oficialista que manejan los gobiernos, quienes se adjudican la potestad del reparto.
Si hablamos del Reparto Agrario de 1936, es justo reconocer la congruencia del General Lázaro Cárdenas del Río con su ideario agrarista, pero no podemos dejar de lado a los líderes agraristas torturados, encarcelados y asesinados por diferentes gobiernos al demandar junto con la dirección y guía de los Maestros Rurales reivindicaciones sociales para el campo y que se cumpliera el compromiso hecho a la clase campesina al término de la Revolución en 1917, de otorgarles un pedazo de tierra, diecinueve años tardaron los campesinos laguneros en que les hiciera justicia la revolución.
Como consecuencia de la lucha campesina las haciendas algodoneras se convierten en Ejidos, cada Poblado de la Comarca Lagunera fue ejecutado mediante una resolución en lo particular.
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