HACIENDA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
DE LA LABOR DE
ESPAÑA
Además el 29
de Septiembre de 1913 se formó en este mismo lugar el Ejército Revolucionario
más poderoso de América Latina, la
División del Norte.
Hacienda de La Loma , Municipio de Lerdo; Durango.
Textos: de Pedro Salmerón, autor del libro “LA DIVISIÓN DEL NORTE”
Ejido La
Loma , Municipio de Lerdo, Durango
Investigó: El Profr. Guillermo
Orozco Rodríguez; Presidente de la Asociación de Profesionistas Hijos de Campesinos
de la Comarca Lagunera.
En la madrugada del 29 de septiembre de 1913 varios
centenares de hombres sucios y mal vestidos, pero montados en briosos caballos
y armados hasta los dientes, empezaron a llegar al viejo casco de la hacienda
de La Loma ,
Durango ubicada en la ribera derecha del río Nazas, unos kilómetros antes de
que éste haga su entrada a la Comarca
Lagunera por la
Boca de Calabazas: eran los revolucionarios Chihuahuenses de
las Brigadas Villa y Benito Juárez, y
los Durangueños de la Brigada Morelos.
Con el famoso guerrillero Pancho Villa, jefe de la brigada que llevaba su
nombre, venían Toribio Ortega, Fidel Ávila, Trinidad Rodríguez, Agustín Estrada,
Julián Granados, Feliciano Domínguez y otros ameritados guerreros, jefes de los
rebeldes de los pueblos del centro y
centro occidente de Chihuahua y del desierto oriental de ese estado. Con
el general Maclovio Herrera Cano, caudillo de la Brigada Benito Juárez, venían
Federico Chapoy, Ernesto García, Eulogio Ortiz, Luis Herrera y otros jefes de prestigio de Hidalgo del
Parral y el sur de Chihuahua.
El general Tomás Urbina, jefe de la Brigada Morelos , llegó
acompañado de José E. Rodríguez, Rodolfo Fierro, Pablo Seañez, Petronilo
Hernández y otros jefes famosos por su valor.
Poco después arribaron las vanguardias de las
Brigadas Primera de Durango y Juárez de Durango, con sus jefes natos, los
generales Orestes Pereyra y Calixto Contreras, acompañados de oficiales que
llevaban tres años combatiendo en la región de los valles y el semidesierto de
Durango y en la Comarca Lagunera ,
entre los que destacaban Severino Ceniceros, Mateo Almanza, Uriel Loya, José
Carrillo, Valente de Ita, Máximo Mejía Sanabria, Canuto Pérez, Bibiano Hernández,
Pedro Favela y muchos más. Tras ellos llegaron sus hombres no tan bien armados
y montados como los de Chihuahua, pero igualmente bravos.
Ya avanzada la mañana, desde la región de San Pedro
de las Colonias y Matamoros, donde habían dejado a sus tropas, llegaron fuertemente
seis coroneles que traían el mando de los revolucionarios de la Comarca Lagunera : Eugenio
Aguirre Benavides, Juan E. García, José Isabel Robles, Sixto Ugalde Guillén,
Raúl Madero González y Benjamín Farías. Los acompañaban algunos oficiales
fogueados como Máximo García, Juan Pablo Estrada, Santiago Ramírez, Mariano
López Ortiz, Conrado Reyes, Roque González Garza y Enrique Santos Coy.
Los principales jefes se reunieron en la casa grande
de la hacienda y Pancho Villa, quien los había convocado a ese lugar para
planear el ataque a la cercana ciudad de Torreón, tomó la palabra diciendo que
las necesidades de la campaña exigían la unificación de todas esas fuerzas bajo
un mando común, por lo que proponía que de
inmediato se eligiera de entre los presentes a un jefe que asumiera
dicha responsabilidad, para lo cual Pancho Villa se proponía a sí mismo, o a
Tomás Urbina y Calixto Contreras como opciones alternativas.
Siguieron en el uso de la palabra varios de los
presentes sin hacer otra cosa que darle
vueltas al asunto, hasta que el coronel Juan N. Medina, jefe del Estado Mayor
de la Brigada Villa
explicó claramente la situación, mostrando que cuanto podía alcanzarse mediante
la lucha guerrillera se había alcanzado ya, y que era llegado el momento de
pasar a la guerra regular, dijo, requería una organización superior y una
indiscutible unidad de mando. Finalmente reiteró las candidaturas de los
generales Villa, Urbina y Contreras, a la que añadió la del coronel Juan E.
García.
A la exposición de Medina siguió un silencio que
interrumpió el general Calixto Contreras, quien se puso de pie y tras rechazar su
candidatura por no considerarse capacitado para asumir la enorme
responsabilidad que implicaba el nuevo mando, resaltó, como contó después un
testigo presencial, “el prestigio del general Villa, como hombre de armas y
experiencia, indiscutible valor y
capacidad organizadora, y pide a todos que reconozcan a Francisco Villa como
jefe de la División
del Norte”. Es así que terminaron las vacilaciones y todos a una y sin mayores
discusiones aclamaron a Pancho Villa como jefe.
Así nació la División del Norte y con ella apareció el
Villismo como movimiento revolucionario autónomo y con características propias.
Con la entrada triunfal a Zacatecas, el 24 de junio
de 1914, termina la historia de la
División del Norte propiamente dicha, fue la última en que
Pancho Villa tuvo a sus órdenes a la pléyade de generales formados en las
campañas del norte. Nunca más los caudillos de la División del Norte
volvieron a estar juntos en el campo de batalla, a partir de entonces siguen
los conflictos con Carranza, la
Convención de Aguascalientes y en noviembre de ese año surge
una nueva guerra civil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario