REFORMAS EDUCATIVAS BIEN INTENCIONADAS Y REFORMAS EDUCATIVAS PERVERSAS
“El maestro no es exclusivamente un profesional de la educación, es maestro a lo largo de toda su vida, un ciudadano capacitado en todo momento para enseñar y opinar sobre temas de educación.”Jaime Torres Bodet
Todas las desviaciones y los rezagos en materia educativa, o en su caso todos los aciertos se deben a la acción del Estado. En la historia educativa de México hay momentos gloriosos, fuente de inspiración de pensadores visionarios que echaban a andar sus proyectos y afanes reformistas para mejorar el nivel cultural y económico del pueblo, ajenos a la perversidad característica del régimen actual.
Las Misiones culturales, las cruzadas alfabetizadoras y las Escuelas Normales Rurales impulsadas por José Vasconcelos en los años veinte, la participación activa de los maestros rurales en el cardenismo y los esfuerzos alfabetizadores de Don Jaime Torres Bodet, que logró alfabetizar en dos años a 708 000 adultos, son muestra de ese espíritu nacionalista de apoyo al pueblo.
Torres Bodet, Secretario de educación pública en dos ocasiones, la primera de 1943 a 1946 y la segunda de 1958 a 1964, es fundador del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, cuyo objeto fue facilitar la preparación y titulación a los maestros que con una experiencia docente envidiable ejercían sin ese requerimiento, es decir que en lugar de perseguir maestros y correrlos cómo se trata de hacer en el sexenio peñista, les dio facilidades para que ejercieran satisfactoriamente y sin crítica su labor docente.
Se puede afirmar tajantemente que después de José Vasconcelos, ningún otro Secretario de Educación Pública, desde la creación de la SEP en 1921, ha dejado mayor huella en la educación mexicana que Jaime Torres Bodet. Esta apreciación suele referirse no sólo a las innovaciones y realizaciones en el sistema educativo, sino también a las orientaciones filosóficas y pedagógicas que guiaron la educación del país, además de enfrentar la embestida de empresarios libreros cuando decide crear la Comisión Nacional de libros de textos gratuitos.
En la actualidad es fácil señalar y encontrar a los culpables del desastre nacional en que se encuentra la educación en México, el principal causante es el Estado, al hacer mal uso de los recursos públicos dedicados a la educación, además por su complicidad al dejar crecer en el seno de las instituciones educativas a un Sindicato corrupto y mafioso, que nació con la bendición del gobierno mexicano, que su poder más grande estriba en el cobro arbitrario de las cuotas sindicales y que de manera incorrecta llegó a tener en sus manos la rectoría de la política educativa.
La actual Reforma educativa no tiene futuro ni pretende elevar la calidad de la educación, pues la Secretaría de Educación Pública ha tratado de implantarla de manera simplista pero autoritaria, pensando que la educación es cuestión de técnicas, de simples políticas diseñadas desde la cúspide del poder, o de la obediencia parcial a los mandatos de organismos internacionales, pues en lo relativo a los salarios de los docentes las recomendaciones se omiten, esos organismos ponen de ejemplo a otros países.
Es cierto que en algunos de ellos sehan llevado con éxito las reformas, como por ejemplo en Noruega y Finlandia que tienen excelentes sistemas educativos, pero con la diferencia de que allá se cumple con la opinión, el consenso, la participación y el esfuerzo de los expertos en educación que son los maestros, quienes tienen un salario decoroso, además de involucrar a toda la sociedad para opinar sobre esos temas.
La historia de México es la que nos puede dar claridad de que los avances educativos en el país sólo han tenido éxito cuando se tejen acuerdos con quienes intervienen en el esfuerzo del proceso educativo, la reforma es un asunto de consenso, no es un asunto de cúpula de poder o de “funcionarios ilustrados”.
Esta Reforma educativa está encaminada al fracaso, porque no se discutió ni se puso en la mesa de acuerdos su contenido. Faltó la participación de los docentes y de la sociedad, que al final de cuentas también tendrá que pagar económicamente las consecuencias de la misma.
Las manifestaciones de inconformidad protagonizadas por el magisterio que no está domesticado por el SNTE y que seguramente serán secundadas por la sociedad, no debe extrañar a los gobernantes ni a los funcionarios de la SEP, pues esas reacciones son consecuencia lógica de lo mal que se diseñó la tan traída y llevada Reforma.
La única forma de que haya soluciones al rubro educativo estriba en el diálogo y la construcción de acuerdos, si quieren que los maestros regresen a sus salones de clases y que dejen de estar en la palestra de la inconformidad, deben ser escuchados, se deben modificar estilos y dar marcha atrás a ésta Reforma que más que educativa es laboral, además de punitiva, autoritaria y amenazadora.
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