miércoles, 21 de octubre de 2015

Pulverización del Sistema de Formación de maestros

Luis Hernández Montalvo

“Lo cierto del caso es que todas las Escuelas se están dando prisa á instalar las susodichas máquinas.- ¿Y luego?-  Luego, cuando estén ya instaladas y en disposición de labrar maestros, no podrán funcionar por falta de individuos que se dejen  labrar; la profesión no tiene grandes alicientes.-…” Carlos A. Carrillo, De cómo las escuelas normales pueden ser un mal:



El anuncio del Plan Integral, Diagnóstico y Fortalecimiento de las Escuelas Normales por parte de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), no tiene un origen democrático y no corresponde; ni a los intereses de la nación y mucho menos, a los intereses de los estudiantes y maestros de las Escuelas Normales.

El anuncio y presentación del mencionado modelo en agosto de 2015, fue ignorado, en primer lugar por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación INEE; al anunciar; un mes después, en septiembre de este año sus Directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica; pero también, por la inmensa mayoría de profesores de estas escuelas que hasta el siglo pasado, fueron las instituciones encargadas de formar a los profesores de educación básica.

La DGESPE nos propone una reforma parcial y cosmética; es también una reforma improvisada que no pone en juego, que no pone en el centro de sus preocupaciones, a la formación de maestros como un elemento sustantivo de la actual reforma educativa. La DGESPE es, incluso irresponsable al jugar con los tiempos electorales, al querer imponer sus reformas de aquí al siguiente ciclo escolar. Justo cuando ya se inician las campañas electorales.

Por su parte el INEE, nos muestra otro panorama, otra realidad; pero también, da cuenta del nivel de pulverización del sistema formador de docentes en las últimas dos décadas.

Estoy limpiando mi archivo de documentos viejos y en mi papelera, ya fueron depositados documentos, con propósitos de una administración que no guarda su memoria, que no evalúa el impacto de sus políticas. Han transcurrido más de tres décadas en que por decreto, las Escuelas Normales, fueron elevadas a instituciones de educación superior. Desde 1984, las Escuelas Normales no han podido superar la incomunicación con los centros científicos y culturales del país y mientras la matrícula de las Escuelas Normales era racionada a niveles extremos, fundamentalmente las de origen oficial y público; se privilegiaban las de origen privado y por otra parte, 76 Unidades y 208 subsedes de la Universidad Pedagógica Nacional, administradas por las secciones sindicales del SNTE; toda vez que dejaron de ser instancias de nivelación profesional con los maestros que no tenían el grado de licenciatura, se les dejó en libertad para impartir licenciaturas.

La UPN de institución de superación profesional, pasó a institución de formación inicial, sin un debate académico previo y las consecuencias de su fracaso, los muestra el INEE, con toda crudeza y como un testimonio de lo errático de las políticas, que debiendo tener un origen académico, este viene de los acuerdos cupulares con el SNTE.
La pulverización del sistema formador de docentes también tiene un origen de corrupción en las administraciones locales, y en la omisión de la DGESPE al grado de escándalo, al permitir que las 695 Instituciones de Educación Superior –públicas y privadas- encargadas de impartir licenciaturas de formación docente inicial; se les permitiera formar a miles de profesores de educación básica sin el mínimo control académico y el desastre, ahora lo paga el magisterio que resulta no idóneo en los exámenes de oposición.
La formación de maestros no solo está devaluada por los medios electrónicos y por amplias franjas de la sociedad; también, por las visiones estrechas de empresarios voraces y desmemoriados. La formación de docentes, está erosionada por las malas políticas de los que toman las decisiones desde sus visiones estrechas de la política.
La Universidad Pedagógica Nacional ha tenido hasta ahora, una ruta oscilante y contradictoria al no lograr constituirse en la institución cúpula de excelencia académica en la formación de profesionales de la educación en licenciaturas y posgrados para atender las necesidades del sistema educativo nacional; pero fundamentalmente, para mejorar las prácticas educativas de las instituciones públicas y de las prácticas pedagógicas del magisterio.
Pero, si el área de formación docente es duramente cuestionada por la propia administración educativa, sería bueno, revisar, no solo a las Escuelas Normales, sino también a lo que concierne a las áreas de capacitación, mejoramiento y superación profesional y este trabajo no puede improvisarse de aquí al mes de agosto de 2016 en que debe implementarse dicho programa.

¿De qué diagnóstico se apoya la DGESPE para proponer una nueva oferta educativa para el 2016 en las Escuelas Normales con solo dos licenciaturas; las de Educación y Docencia y la de Educación Inclusiva? ¿Quién formará a los profesores de Educación Preescolar, Primaria, Secundaria, Especial y Educación Física? ¿De qué despropósito surge la idea de convertir a las Escuelas Normales en Centros de Posgrado para impartir ocho maestrías? Recuerdo haber participado en una discusión, - a finales del siglo pasado o principio de éste-, en la ciudad de México para tratar de encontrar las posibilidades de abrir algunos programas de posgrado en las Escuelas Normales, mis notas, las debo conservar en alguna libreta que ahora está extraviada en mis papeles; una discusión que ya no tuvo continuidad, por desgracia.

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