“De la región mixteca a la región lagunera, una ruta por llevar educación al pueblo”
1915-Primer
Centenario del natalicio del Profr. Evaristo Cruz Mendoza-2015
Guillermo
Orozco
·
Puso
en práctica en San Antonio de los Bravos la filosofía de la Escuela Rural
Mexicana.
·
Lo
único que realmente educa junto con el ejemplo es el trabajo.
·
Jamás debe existir
divorcio entre trabajo intelectual y trabajo manual.
En el año de 1955 a los casi
40 años de edad, pues nació el 18 de septiembre de 1915, llegó al Ejido San
Antonio de los Bravos el Profr. Evaristo Cruz Mendoza, a laborar como maestro
en la Escuela Primaria Rural Federal “Despertar Lagunero”, era inquieto,
tesonero y trabajador, así lo había sido siempre, traía con él la filosofía
cardenista, no podía quedar mal, era uno de los muchos jóvenes de escasos
recursos que fueron albergados por el
matrimonio Cárdenas – Solórzano en la residencia oficial de los Pinos durante
el sexenio de 1934 a 1940, para que de ahí cumplieran la encomienda de servir
al pueblo de México.
Incluso el propio General Cárdenas en
un párrafo de sus múltiples escritos lo menciona así:
“De los muchos centenares de niños y jóvenes que
vivieron en los Pinos, recuerdo a Evaristo, al que muchos conocieron en la
Laguna, pues fue director de las
escuelas rurales de Sapioriz, la Unión y San Antonio de los Bravos. Excelente
maestro rural por cierto y que ahora defiende apasionadamente a los indios –
sus hermanos – en Oaxaca”
A inicios de 1956 apenas a un año de haber llegado al modesto poblado rural
ya estaba haciendo las gestiones de lograr la organización completa del
plantel, pues ahí sólo funcionaban los
grupos de primero a cuarto grado, la planta docente la integraban el Profesor
Evaristo Cruz Mendoza a cargo de la dirección de la escuela, su esposa la
Profesora Ma. Santos Murillo Nájera que generalmente impartía y de manera
excelente el primer grado, además de las
hermanas María e Isabel Castorena.
En
el ciclo 1957 – 1958 con el apoyo del
Profr. Natalio González Frayre que secundando el tesón de Evaristo
logran que del plantel egresen los primeros alumnos del sexto grado.
Pero no sólo destacó en el
excelente trabajo académico, pues su actividad era integral e incansable.
Durante los nueve ciclos escolares completos que como director de la Escuela
Primaria “Despertar Lagunero” siempre
puso en práctica la filosofía de la Escuela Rural Mexicana. Con la colaboración
de alumnos, maestros y padres de familia,
se construyeron cuatro aulas más de las que originalmente existían desde
el año de 1938 y algunos anexos.
Con
mucho fervor patrio, como buen oaxaqueño diseñó y logró la construcción de un
monumento para honrar a Don Benito Juárez, aparte del busto al benemérito, colocó un libro de granito que hacía alusión
a la constitución de 1857 y a la actual de 1917. Trajo tierra de San Pablo
Guelatao, e invitó con orgullo a la inauguración al Profesor Melchor Sanjuán, su maestro y
protector durante su dura infancia.
Convirtió la escuela en un
vergel y al mismo tiempo despertó en los alumnos el amor por la naturaleza,
para ello plantó un gran número de árboles frutales: moreras, limones,
granados, higueras, olivos, entre otros; además habilitó pequeñas parcelitas
donde se sembraban hortalizas, haciendo que los alumnos cuidaran y cosecharan
los productos que ahí sembraban.
Puso a funcionar
porquerizas, granjas de conejos y un estanque donde sembró diferentes especies
de peces. En lo que se refiere al trabajo agrícola practicó la premisa de “aprender
haciendo”, logrando producir las cuatro hectáreas de la parcela escolar, en
donde los alumnos hacían prácticas agrícolas con el cultivo del algodonero, las ganancias obtenidas de la
cosecha se utilizaban en obras de infraestructura escolar, dejando un fondo de reserva para semillas,
para fomento educativo y otros gastos.
Toda la actividad emprendida
siempre estuvo apoyada por su esposa la Profra. Ma. Santos Murillo Nájera, que
en múltiples ocasiones tenía que redoblar esfuerzos para auxiliar a su esposo que tenía que
viajar a la Ciudad de Torreón, a la capital del Estado de Coahuila y en
ocasiones a la Ciudad de México para hacer labores de gestoría.
Siempre
al lado de los campesinos se convirtió en un excelente gestor social,
aprovechando una de las visitas del
General Lázaro Cárdenas a la Laguna y sabiendo que era titular de la Comisión
del Balsas, logra una entrevista en el entonces
Hotel Elvira de la Ciudad de Torreón, donde junto con un grupo de campesinos le
plantean que interceda para lograr la
concesión de aguas residuales y poder regar sus parcelas más veces por año,
algo que además de cumplirles motivó que en un nuevo viaje les hiciera el honor
de dar el banderazo del primer riego de dicha concesión.
El General
Cárdenas al saber de los proyectos y trabajos que realizaba en favor de sus alumnos,
de la clase trabajadora y de los más desprotegidos, le pide que se regrese a su
tierra a realizar las mismas tareas,
pero ahora en beneficio de los pueblos indígenas de la mixteca, región de
donde era originario Evaristo. A partir del año 1964 deja San Antonio de los
Bravos para ser nombrado Jefe de la Brigada de Mejoramiento Indígena número 20
con sede en Tlaxiaco; Oaxaca.
En agosto de
1981 visita por única ocasión al Ejido San Antonio de los Bravos desde su
partida a Oaxaca, se le recibe con
entusiasmo, cariño y agradecimiento por parte de exalumnos y habitantes de la
comunidad.
Fue diputado
local por Oaxaca para el periodo 1970 a 1973, posteriormente delegado del
programa la montaña de Oaxaca, de Fidepalma y nuevamente diputado local en 1981,
periodo que debería concluir hasta 1984,
lo cual no sucedió debido a su repentino fallecimiento acaecido el 6 de
noviembre de 1981 en un accidente automovilístico, cuando regresaba de la
Ciudad de México a Oaxaca.
Es por eso que muy merecido será el homenaje que sus exalumnos,
autoridades ejidales, personal docente de ambos turnos del plantel y personas
de la comunidad de San Antonio de los Bravos,
le rendirán el próximo 18 de septiembre con motivo del primer centenario
de su natalicio. En el evento se contará con la presencia de su esposa, hijos y
nietos.
Y es que en realidad estos proyectos
pedagógicos como los que practicó Evaristo Cruz Mendoza deben seguir vigentes,
pues lo que hoy insisten los neoliberales en llamar Reforma Educativa (los del olimpo pedagógico, les llamaba José
Santos Valdés) no lo es, en nada se
parece al proyecto vasconcelista que se enmarcó
en la filosofía de la Revolución Mexicana, ni tiene nada que ver con la
visión de Jaime Torres Bodet, de capacitar maestros en lugar de desocuparlos,
para aprovechar su experiencia y práctica docente.
La actual no es reforma educativa, a
lo más es una reforma tecnocrática y deshumanizadora en medio de una
globalización neoliberal mundial; la filosofía de la escuela rural mexicana practicada
por muchos abnegados maestros
rurales, le puede dar claridad a esa
capa de burócratas incrustados en la Secretaría de Educación Pública para que
dejen de dar palos de ciego.
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